En el tiempo de Jesús, los recaudadores de impuestos eran odiados por los judíos. Pero era aún peor cuando un judío se hacía recaudador de impuestos.
Se los veía como traidores y nadie los aceptaba. Por eso fue que tantos judíos se molestaron cuando Jesús aceptó a los recaudadores de impuestos. Hasta el día de hoy se ve con malos ojos a los recaudadores de impuestos.
En muchas historias ficticias se los presenta como personas malvadas, pero en la vida real muchos realmente los ven de esa manera.
Muchos procuramos juntarnos con personas de buena reputación. Pero Jesús no lo hizo. A menudo pasamos de largo a personas que creemos que pueden ejercer una influencia negativa sobre nosotros o que parecieran tener un pasado turbulento. Pero Jesús dijo: «Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos». Luego añadió:
«Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores». Si bien es conveniente escoger sabiamente a nuestros amigos, si dejamos de buscar a las personas que «necesitan un médico»,
¿cómo, pues, habremos de testificar y compartir el amor y la esperanza en Cristo? Durante esta semana, haz un esfuerzo especial en seguir el ejemplo de Jesús, y trata de ser luz para aquellos que solo conocen tinieblas.