“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones” (2 Ped. 1:19).
Lee este texto con cuidado. ¿Qué está diciendo Pedro que es tan importante para nosotros, aun hoy?
Aquí, como podemos ver en muchos lugares de la Biblia (Gén. 1:4; Juan 1:5; Isa. 5:20; Efe. 5:8), se establece una división entre la luz y las tinieblas.
Para Pedro, la Palabra de Dios brilló como una luz en un lugar “oscuro” (algunos traducen la palabra oscuro como “sórdido”, “sucio”). Por eso es tan claro que debemos “estar atentos” a esa luz, para seguirla “hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”. Somos seres caídos, viviendo en un mundo caído y oscuro. Necesitamos el poder sobrenatural de Dios para guiarnos fuera de esta oscuridad y hacia la luz, y esa luz es Jesús.
Pedro está señalando un objetivo a sus lectores. Algunos creen que la expresión “hasta que el día esclarezca” se refiere a la segunda venida de Jesús.
Aunque ciertamente esa es nuestra esperanza final, la idea del “lucero de la mañana” que sale en nuestros corazones suena más inmediato y más personal. El “lucero de la mañana” se refiere a Jesús (Apoc. 2:28; 22:16). Su surgimiento en nuestros corazones parece tener que ver acerca de conocer a Jesús, de asirse de él y experimentar la realidad del Cristo viviente en nuestras propias vidas individuales. Jesús no debiera ser solamente una verdad doctrinal; debiera ser el centro de nuestra existencia y fuente de nuestra esperanza y fe. Así que Pedro está estableciendo una clara conexión entre estudiar la Palabra de Dios y tener una relación salvífica con Jesús, el “lucero de la mañana”.
Y, por supuesto, con la luz brillando en nosotros, la esparciremos a otros. “La gloria de la verdad de Dios debe resplandecer en toda la tierra. La luz debe iluminar a todo lugar y a toda persona. Quienes recibieron la luz deben hacerla brillar constantemente. Puesto que el sol ha salido en nuestras vidas debemos reflejar su luz sobre el sendero de los que están en oscuridad” (TI 6:33).
¿De qué manera tu propio estudio de la Palabra te ayuda a llegar a conocer mejor a Jesús?