«Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo». Hechos 27: 22
JESÚS VIVIÓ EN UN HOGAR de artesanos, y con fidelidad y alegría desempeñó su parte en llevar las cargas de la familia. Trabajaba con entusiasmo y tacto. Se necesitaba mucha paciencia y espiritualidad para introducir la religión de la Biblia en la vida familiar y en el taller; para soportar la tensión de los negocios terrenales y, sin embargo, continuar deseando sinceramente la gloria de Dios. En esto Cristo fue nuestro Ayudador. Nunca estuvo tan ocupado por los afanes de este mundo que no tuviera tiempo o pensamientos para deleitarse en las realidades celestiales.
No frunzan el entrecejo ni refunfuñen cuando se requiere alguna tarea de ustedes; más bien cumplan con buen ánimo los pequeños deberes. […] No son más que tareas sencillas del hogar, y que a ustedes les parecerían muy insignificantes si otro tuviera que hacerlas. Si las hacen con buena disposición y corazón alegre, a fin de hacer algo para aligerar los afanes de sus padres, serán una bendición en el hogar. No saben cuán beneficioso puede ser si su rostro está siempre animoso y radiante, y si están dispuestos para aprovechar toda oportunidad de ayudar. Así día a día construyen para la eternidad.
El Señor Jesús a menudo expresaba su alegría cantando salmos e himnos sagrados. Con frecuencia los moradores de Nazaret oían su voz que se elevaba en alabanza y agradecimiento a Dios. Mantenía su comunión con el cielo mediante el canto, y cuando sus compañeros se quej aban por el cansancio, eran alegrados por la amena melodía que brotaba de sus labios. Sus alabanzas parecían ahuyentar a los ángeles malignos; y como incienso, llenaban el lugar de fragancia.— El Deseado de todas las gentes, cap. 7, pp. 55-56.
Mis queridos jóvenes, cultiven caracteres de acuerdo con el Modelo divino. Entretejan en su carácter toda la bondad, la obediencia gozosa, la comprensión y el amor que puedan.— The Youth’s Instructor, 24 de septiembre de 1884.