«Y les dijo: »Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres»».Mateo 4:19
JESÚS ESPERA MUCHO de los jóvenes soldados de su ejército, y debiera ser nuestra decisión no defraudar a nuestro Líder y Capitán. Debiéramos usar su armadura, marchar bajo su estandarte y convertirnos en colaboradores de él para vencer, y extender los límites de su reino.
En vista de lo que Cristo ha hecho por nosotros, y de lo que ha sufrido por los pecadores, debiéramos imitar, basados en un amor puro y desinteresado por las almas, su ejemplo de sacrificio de sus propios placeres y conveniencias por el bien de ellas. El gozo propuesto a Cristo (Heb. 12: 2, RVA), que lo sostuvo en todos sus sufrimientos, fue la salvación de los pecadores. Este debiera ser nuestro gozo, Y el incentivo de nuestra ambición en la causa de nuestro Maestro. Al hacerlo compla-
No podemos traicionar nuestro sagrado cometido sin poner en peligro nuestra alma. Hemos de ser leales y veraces, obedientes a cada orden de mando, para presentar a los demás los ideales más elevados, y manifestarles los atractivos del servicio de Cristo. Es preciso que ustedes «anuncien los hechos maravillosos de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable» (1 Ped. 2: 9, RVC).— The Youth’s Instructor, 13 de octubre de 1892.
cemos a Dios, y manifestamos nuestro amor y devoción por él y sus siervos. El nos amó primero, y no nos escatimó a su Hijo amado, sino que lo apartó de su seno y 10 dio para que muriera a fin de que nosotros pudiéramos vivir. El amor, el verdadero amor por nuestros semejantes, pone en evidencia el amor de Dios.— General Conference Buletin, pp. 181, 182.
Los que mantienen una relación vital con Cristo, lo manifiestan por medio de sus acciones. Ganarán almas para Cristo y traerán gavillas al granero celestial•—The Youth’s Instructor, 15 de diciembre de 1892.