«La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento». Salmo 19: 7,
LAS LEYES QUE DIOS ENTREGO a los antiguos israelitas eran más sabias, mejores y más humanas, que las de las naciones más civilizadas de la tierra. Las leyes de las naciones tienen las características de las debilidades y pasiones del corazón irregenerado, mientras que la ley de Dios lleva el sello divino.— Patriarcas y Profetas, cap. 42, p. 442.
El Salmista afirma: «La ley de Jehová es perfecta» (Sal. 19: 7). iCuán maravillosa en su sencillez y su perfección, y qué fácil de comprender, es la ley de Dios! Es tan breve que fácilmente se puede aprender de memoria todos sus mandamientos, y no obstante de tal amplitud que expresa toda la voluntad de Dios. Sus sagrados preceptos tienen que ver no solamente con las acciones externas, sino con los pensamientos y las intenciones, los deseos, así como con las emociones y los sentimientos. Las leyes humanas eso no son capaces de hacerlo, ya que únicamente pueden referirse a los actos externos. Alguien puede ser transgresor, y a pesar de eso, haber ocultado sus delitos a la vista de los demás; puede ser un criminal, un ladrón, un asesino o un adúltero; pero mientras no sea descubierto, la ley no puede condenarlo como culpable.
La ley de Dios es sencilla y fácil de entender. Si los hijos de los hombres quisieran obedecer esta ley de la mejor manera posible, obtendrían fortaleza mental y capacidad de discernimiento para comprender aún más los propósitos y planes del Creador Y este progreso continuaría no solamente durante la vida presente, sino por los siglos sin fin; pues no importa cuánto se avance en el conocimiento de la sabiduría y del poder de Dios, siempre habrá un infinito por delante que recorrer.— Signs of the Times,