Matinal Para Damas 2016 Para el: 11 noviembre
«Que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia» (1 Tim. 2: 9, RV95).
NO SOY una persona que pudiéramos etiquetar como «muy conservadora» y, sin embargo, me sorprende cómo se visten algunas mujeres adventistas: con escotes sumamente pronunciados, el pecho bien elevado, la falda no corta, sino minimalista, y ceñida de tal manera que me pregunto: «¿Cómo pueden respirar?». También me sorprenden ciertas conversaciones y conductas femeninas en nuestro medio, que encuentro igualmente faltas de modestia. Y es que la modestia no solo tiene que ver con la ropa; tiene que ver, fundamentalmente, con el corazón, «porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, […] la sensualidad, […] orgullo e insensatez» (Mar. 7: 21-22, LBLA).
«Muchas mujeres encuentran su valor en ser atractivas, en llamar la atención, en ser elogiadas, y se muestran a sí mismas en maneras que atraen a los hombres sexualmente»1 Tanta sensualidad, tanto bombardeo visual y auditivo, ¿es de verdad necesario? ¿Se podrá ser modesta, como nos indica el evangelio que debemos ser, y a la vez elegante, no pasada de moda ni fuera de contexto? En mi opinión, definitivamente sí. Es más, vestir, hablar y conducirnos de manera apropiada, «modesta», es uno de los caminos más directos para ser tratadas en serio y consideradas como iguales. Si eso es lo que queremos; la otra opción es ser vistas como objetos.
Esta cuestión de la falta de modestia en el medio cristiano se ha ido acentuando con el tiempo, pero no es nada nuevo. Ya existía en los tiempos bíblicos, de ahí el consejo del apóstol Pedro: «Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible adorno de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios» (1 Ped. 3: 3-4). Y también fue observado por la mensajera del Señor en los comienzos de nuestra historia como pueblo, por eso escribió: «Os ruego que como seguidoras de Cristo, con una exaltada profesión de fe, fomentéis la preciosa e inestimable gema de la modestia»2 Y a mí no me queda más que añadir: amén. Creo que esta es una cuestión esencial del estilo de vida cristiano.
“Se puede vestir modestamente sin dejar de ir a la moda.” – Jessica Rey
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Tomado de: Lecturas devocional es para Damas 2016
“Ante todo ser cristiana”
Por: Mónica Díaz
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