Estos cuatro hombres, creyentes en un Dios de justicia, se encontraban en un dilema: cómo explicar la situación de Job de una manera racional y lógica, que fuera consistente con su comprensión del carácter de Dios. Lamentablemente, en su intento de entender el mal que cayó sobre Job, terminaron en una posición que resultó ser equivocada. Elena de White ofrece un comentario a este respecto. “Es imposible explicar el origen del pecado y dar razón de su existencia. […] El pecado es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser pecado” (CS 546). Ella usa la palabra pecado, pero supongamos que la reemplazamos por otro término con un significado similar: mal. Entonces la cita diría: Es imposible explicar el origen del mal y dar razón de su existencia. […] El mal es un intruso, y no hay razón que pueda explicar su presencia. Es algo misterioso e inexplicable; excusarlo equivaldría a defenderlo. Si se pudiera encontrar alguna excusa en su favor o señalar la causa de su existencia, dejaría de ser mal. Muy a menudo, cuando golpea la tragedia, la gente piensa: “No entiendo esto”. O bien: “Esto no tiene sentido”. Esto era la queja de Job todo el tiempo. Hay una buena razón por la que Job y sus amigos no le encontraron el sentido a todo lo que estaba sucediendo: el mal mismo no tiene sentido. Si pudiéramos comprenderlo, si se adecuara a algún plan lógico y racional, entonces no sería tan malo, porque serviría a un propósito racional.
Considera estos versículos acerca de la caída de Satanás y el origen del mal. ¿Qué sentido tiene su caída? Eze. 28:12-17.
Aquí está un ser perfecto, creado por un Dios perfecto, en un ambiente perfecto. Es exaltado, lleno de sabiduría, bello y cubierto de piedras preciosas; es un “querubín cubridor”, que estuvo en el “santo monte de Dios”. Y, no obstante, habiendo recibido tanto, este ser se corrompió y permitió que el mal lo dominara. ¿Qué podría haber sido más irracional e ilógico que el mal que vino a infectar al diablo? ¿Cuál ha sido tu propia experiencia con cuán irracional e inexplicable es el mal? Reavivados por su Palabra: Hoy, Neh. 4 – Durante esta semana, PP caps. 49, 50.