LAVANDO LOS PÍES PARA LIMPIAR EL CORAZON.
Si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestras pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como ya os he hecho vosotros también hagáis. Juan 13:14, 15.
Jesús estuvo particularmente ocupado durante la última semana antes de su muerte
Pero el miércoles, se tornó el día y descanso. El jueves envió a Pedro y a Juan Jerusalén, para preparar todo para la Pascua.
Aquella noche, mientras Jesús y sus discípulos estaban reclinados alrededor de la mesa en un gran aposento alto, una extraña tristeza vino sobre el Salvador. Usualmente un momento como ese era muy alegre, pero aquella noche Jesús sabía que era la última cena que tendría con sus discípulos.
Jesús no estaba pensando en si mismo. Amaba a sus discípulos profundamente
tenía muchas cosas que decirles, que los consolaría durante la angustia y el dolor que pronto experimentarían. Pero mientras miraba alrededor de la habitación y a sus rostros, vio que no estaban listos para nada espiritual. Los segundos pasaban en silencio Parecía como si Jesús estuviese esperando algo. Los discípulos comenzaron a retorcerse, mientras torpemente ponían la mesa.
Era costumbre de aquellos días que un siervo lavara los pies de los invitados a una fiesta. Todo habia estado preparado: el cántaro, la palangana y la toalla estaban listos, pero no habia ningún siervo en el lugar; y ninguno de los discípulos se sentía inclinado a hacer el trabajo. ¡No, señor! Ellos no lavarían los pies de nadie. Levantándose de la mesa, Jesús se quitó su manto y ató la toalla alrededor de su y cintura, y comenzó a lavar sus pies. Comenzó con Judas, quien estaba cerca de él.
Cuando Jesús se agachó y lavó los pies de Judas, el discípulo casi confiesa su traición en ese mismo momento. Pero el orgullo se lo impidió, y los viejos pensamientos egoístas regresaron.
Pero los demás discípulos aprendieron algo aquella noche. Captaron la idea de los que estaba haciendo Jesús, y sus corazones se derritieron; no quisieron más ser los primeros. Llevo un poco de tiempo a Pedro captar el mensaje. A1 principio, no iba a dejar a Jesús que lo tocara; y después quiso que también le lavara sus manos y su cabeza.
Aunque los pies de los discípulos probablemente estuvieran muy sucios por toda
la caminata que hicieron en sandalias, no era ese lavado lo que ellos tanto necesitaban, como tener sus corazones limpios de todo su egoísmo.
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Menores 2016
“Genial, Dios Tiene un Plan para Ti”
Por: Jan S. Doward.
