Matinal Para Menores 2016 Para el: 23 octubre
Y viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si tal vez hallaba en ella algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas… Entonces Jesús dijo a la higuera: Nunca jamás coma nadie fruto de ti. Marcos 11:13,14
Jesús entró en Jerusalén triunfante; pero los gobernantes religiosos se negaron a aceptar esto como un cumplimento de la profecía. En lugar de ello, intentaron conseguir que los oficiales romanos que estaban entre la multitud lo arrestaran. “¡Está intentando comenzar una rebelión!”, gritaban.
Pero los oficiales romanos no se impresionaron con estos cargos. La voz calma de Jesús acallaba el clamor, mientras explicaba que su Reino no era de este mundo.
“Ustedes son los únicos que están causando disturbios en este lugar”, dijeron los romanos a los sacerdotes y los gobernantes.
Esto molestó tanto a los enemigos de Jesús que comenzaron a discutir entre ellos. Mientras tanto, Jesús se escabulló al Templo sin que lo notaran. Miró con tristeza alrededor, y tranquilamente comenzó a caminar de regreso a Betania, con sus discípulos. Cuando la gente comenzó a buscarlo para coronarlo como rey, se había ido.
Jesús pasó la noche entera en oración, y a la mañana siguiente regresó a Jerusalén sin haber desayunado.
No muy lejos del camino, había una higuera cubierta de hojas. Era una vista prometedora, porque normalmente las higueras llevan los frutos antes de que aparezcan las hojas. Todos los demás árboles en el huerto estaban todavía sin hojas, así que, este debería de haber tenido un montón de fruto para satisfacer el hambre de Jesús. Pero, desde la rama más alta hasta la de más abajo, no se pudo encontrar ningún higo.
Los discípulos se quedaron con la boca abierta cuando Jesús pronunció una maldición fulminante sobre el árbol. Parecía que no le gustaba hacer esto, pero quería darles una parábola ilustrada. A la mañana siguiente, cuando pasaron por el huerto otra vez, el árbol estaba completamente muerto, desde sus raíces hasta arriba.
La higuera estéril, con todo su follaje, era un símbolo de la nación Judía. Israel había pretendido ser adorador de Dios, pero había rehusado cualquier buen fruto. Y por esto, se habían condenado a sí mismos como el pueblo oficial de Dios.
«El acto de Cristo, al maldecir el árbol que con su propio poder había creado, se destaca como amonestación a todas las iglesias y todos los cristianos… los que así viven para sí, son como la higuera» (El Deseado de todas las gentes, p. 536).
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Tomado de: Lecturas Devocionales para Menores 2016
“Genial, Dios Tiene un Plan para Ti”
Por: Jan S. Doward
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