Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no para nadie en este mundo. (Colosenses 3:23, NVI)
Noemí se paró frente al espejo; lucía como una muchacha de hace unos 150 años. Bueno, casi. Llevaba un descolorido vestido estampado, un gran delantal azul y zapatos tenis. Moviendo los dedos de los pies, le sonrió a su reflejo.
-Ahora, damas, tenemos trabajo que hacer, al igual que nuestros antepasados que habrían vivido en una granja como esta –anunció la señora Barklet -¿Alguna vez han desgranado chícharos?
En poco tiempo, Noemí y Alicia tenían lista una cantidad de chicharos pelados, delante de sus pies, en una cesta grande.
-Maravilloso –dijo la señora Barklet, al ver el montón -¡Ustedes hacen un muy buen equipo! Ahora, ¿Qué creen que hacían las criadas para descansar un poco?
– Se tomaban un recreo? –arriesgó Alicia.
-Buen intento – sonrió la maestra – En realidad, buscaban otras cosas para hacer. Niñas, yo les voy a enseñar a ovillar lana.
Noemí protesto pero pronto fue aprendiendo a desenredar la lana y a ovillar los hilados.
-Noemí, ¡buen trabajo! –Exclamó la señora Barklet – Algunas personas tienen una habilidad especial para esto, y creo que tú eres una de ellas.
Noemí se estaba divirtiendo, pero tenía que admitir que nunca había trabajado tanto en toda su vida. Cuando volvió a ponerse su ropa, se sintió aliviada de estar de nuevo en el siglo XXI. Parecía que todos los músculos de su cuerpo latían.
Después de esta experiencia, lo voy a pensar dos veces antes de quejarme sobre mi trabajo en casa, pensó Noemí. Se dio cuenta de que su vida era bastante fácil comparada con la de una criada de 1850.
¿Y AHORA? Incluso en el jardín del Edén, Adán y Eva trabajaban para cuidar las plantas y los animales. ¿Por qué crees que Dios creó el trabajo?
SPLASH:
Hasta 1850, los zapateros usaban prácticamente las mismas tres herramientas de mano que se hablan usado en Egipto a los comienzos del año 1300 a.C. Eran el cuchillo de cincel, el punzón curvo y el rascador.