No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú (Isaías 43: 1).
Cameran hizo una mueca cuando P. J. se cayó al suelo mientras los otros chicos se reían y chocaban las manos. Cuando P. J. trató de levantarse y fue empujado de nuevo, Cameron se dio vuelta. Él no quería ver. Sabía que tenía que defender a su amigo. Sabía que tenía que decirles a esos otros muchachos que dejaran a P. j. tranquilo, pero no se atrevía a avanzar y enfrentar a Antonio, el chico más grande y más malo de octavo grado. Cameron tuvo miedo de que Antonio lo acosara a él, en lugar de a P. J.
Finalmente, el grupo dejó que P. J. se escapara. Mientras se dirigía a los casilleros, Cameron se le acercó. -Ey, ¿estás bien? -le preguntó. J., con la cara roja y llena de lágrimas, miró hacia otro lado. -No te hicieron daño, ¿verdad? -insistió Cameron. J. se mantuvo de espaldas mientras abría su casillero y tomaba su libro de Historia. Eso enojó mucho a Cameron.
-Bien, ignórame si quieres -siseó-. Solamente estaba tratando de ver si estabas bien. J. se dio vuelta tan de repente que Cameron dio un salto hacia atrás. -Preocupándote por mí, ¿verdad? ¿Cuidando mis espaldas? -gruñó-. Sí, realmente lo demostraste allá afuera. Cerró de un golpe la puerta de su armario y se dirigió a la clase.
Cameron sintió un nudo en la garganta. Él deseaba haber podido ayudar a su amigo, pero Antonio era un chico tan malo. ¿Qué podría haber hecho?
¿Y AHORA? ¿Alguna vez has sido víctima de acoso escolar o has visto que acosaban a un compañero? ¿Cuáles podrían ser algunas formas de evitar este tipo de situaciones?
SPLASH: Los psicólogos educacionales dicen que uno de cada siete chicos sufre bulliyng (acoso escolar) en algún momento de su vida.