martes , 22 abril 2025
Matinal Para Colportores

Un Viaje Inolvidable

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Dijo el señor al siervo: «Ve por los caminos y por las vallados, y fuérzalos a entrar para que se llene mi casa». Lucas 14:23.

Un sábado de mañana, durante la hora de adoración en Ia Iglesia Adventista de West Visayan, Filipinas, el director del departamento de Publicaciones estaba predicando acerca de la necesidad de la iglesia de responder al llamado urgente de Dios para involucrarse en el emocionante desafío del colportaje.

Cuando hizo un llamado a los jóvenes estudiantes, yo estuve entre los que aceptamos el desafío, Este fue el comienzo de mi viaje como colportor. En ese momento no sabía que estaba respondiendo a lo que sería una carrera de vida: un trabajo que llegó a ser mi pasión y mi misión en la tierra.

Ese sábado fue hace 47 años, y el llamado sigue vigente aún hoy para mí ¡pero con mayor convicción! El Señor me ha mostrado que el colportaje es un ministerio ordenado con un propósito singular: salvar a los pecadores de su condición y redimirlos para su reino eterno. Permíteme compartir una experiencia de la gracia de Dios.
En 1988 nos estábamos preparando con mi familia para mudamos a Singapur, donde tomaría nuevas responsabilidades en la sede de la iglesia Adventista para el sur de Asia. Antes de irme de Filipinas, me invitaron a predicar en una gran iglesia. Luego del servicio, me paré en Ia puerta para saludar a los asistentes mientras salían. De repente, una mujer me tomó por el hombro y me abrazó y besó de manera exuberante. Yo estaba atónito. Entonces, suficientemente alto como para que todos escuchen, me preguntó: “¿Recuerda cuando nos conocimos hace dieciséis años?»

Yo estaba un poco avergonzado, y le respondí: «Honestamente, hermana, lo lamento mucho, pero no recuerdo”.
Entonces, ante Ia fila de adoradores, la mujer me contó su historia. “Hace dieciséis años, usted era un colportor estudiante; visitó mi casa y me vendió un ejemplar de “El Conflicto de los Siglos” y “El Deseado de Todas las Gentes”. Esos libros me llevaron a Jesús y a las verdades bíblicas. Hoy, yo, mis hijos y mis nietos somos miembros bautizados de la Iglesia Adventista. He viajado desde lejos para venir hoy a verlo, contarle mi historia, ¡y agradecerle mucho!” Ella estaba muy feliz, ¡y yo también!.

Cuando los redimidos se reúnan con Jesús, se contarán muchas historias como ésta. Los encuentros divinos que ocurren en el colportaje resultarán en muchos milagros de la gracia de Dios.

 

Howard F. Faigao, Filipinas

Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao

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