[soundcloud id=’239280780′]
Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan 14:3
Una de las bendiciones inesperadas que Dios me ha dado como parte del precioso ministerio pastoral junto a mi esposo, es viajar a diferentes países, conocer nuevas costumbres gastronómicas, conocer otras culturas, conocer cómo se expande el mensaje adventista, conocer líderes de nuestra iglesia a nivel mundial, conocer hermanos de diferentes nacionalidades y comprobar que “todos somos uno en Cristo Jesús”. Jamás soñé con esta exquisita bendición. Dios me la ha regalado, por eso alabo y bendigo su santo nombre.
Cada viaje es una gozosa aventura con mi esposo. Hemos desarrollado confianza en la protección diaria de Dios, hemos fortalecido nuestro compromiso mutuo como pareja y nuestra relación con Dios. Él nos ha permitido contemplar su iglesia y ver su gloria en cada lugar. Juntos hemos visitado lugares que jamás pensamos. Se nos han concedido privilegios inmerecidos e inesperados. Hemos conocido y compartido con gente maravillosa, y hemos disfrutado cada experiencia que el cielo nos ha regalado.
En cada viaje, un día antes de regresar a nuestro hogar, llega el momento en que escucho la voz de mi esposo decirme: “Prepárate; vamos a casa». ¡Qué emoción! Regresar a nuestro amado hogar, donde hemos alejado a nuestros hijos y a nuestros nietos. Regresar para recibir sus besos y abrazos, para compartir con ellos las experiencias vividas y los regalitos que les traemos. Regresar a nuestro diario vivir, a nuestro trabajo, a nuestros compañeros, a nuestra iglesia, a nuestra patria.
“Prepárate; vamos a casa”. Palabras que anhelo escuchar también en la voz de Dios. ¡Qué maravilloso! ¡Cuán hermoso será contemplar el rostro de mi Salvador! Jesús viene pronto en las nubes de los cielos. Los preparativos para ese regreso tienen que comenzar hoy. Dios nos ha ¡techo el regalo más maravilloso: tiempo. Dios te ha dado tiempo para que abras tu corazón y le permitas hacer morada en ti.
Permite que el Espíritu Santo obre en ti y supla en tu vida lo que le falta para que estés preparada para ese gran y único viaje. “Prepárate; vamos a casa”, es mi invitación.
María Cristina Rivera
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2015
“Jardines del alma”
Por: Diane de Aguirre