Matinal Para Colportores Para el: 09 noviembre
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Sean fuertes y valientes. No teman ni se asusten ante esas naciones, pues el Señor su Dios siempre los acompañará: nunca los dejará ni los abandonará. Deuteronomio 31:6. NVI.
Cuando estaba cursando el último año del secundario, un colportar estudiante vino a nuestra escuela a animarnos a ser alumnos colportores. No sabía qué dirían mis cinco compañeros de curso. Pensé que quizá me ridiculizarían, así que ante la posible presión grupal, no me uní al ministerio del colportaje. Más adelante asistí a una campaña evangelística y pude ver a un colportor en acción, motivando con entusiasmo a la gente a comprar libros. En ese momento decidí unirme al trabajo del colportaje, y le pedí a ese estudiante que me mostrara cómo comenzar.
Al principio fue difícil, porque los estudiantes solo podíamos vender libros los martes, a causa de nuestras muchas responsabilidades académicas. A pesar del desafío y de que la mayoría de las personas del vecindario eran pobres y no podían pagar nuestros libros, permanecimos fuertes en el Señor y repartimos muchas publicaciones gratuitas.
Quedé muy entusiasmado con el ministerio de las publicaciones, y le ayude al otro colportor estudiante a reclutar once estudiantes más, Fue entonces que comenzamos un club de alumnos colportores en nuestra escuela, del cual me votaron como vicepresidente.
Cuando fui a la universidad, les vendía libros a los estudiantes en el campus. Algunos me ridiculizaban y me preguntaban si no tenía nada mejor que hacer con mi tiempo. Otros compraban libros, y otros me echaban diciéndome que no volviera nunca más. A veces me desanimaba, pero no me di por vencido. Cuando sentía que mis defensas anímicas bajaban, recordaba el mensaje del texto bíblico de hoy: «No teman ni se asusten pues el Señor su Dios siempre los acompañará» continuaba en la lucha.
Para mi Sorpresa, muchos colportores estudiantes disfrutaban del trabajo, y muchos más se unieron al club de colportores. Hoy el grupo ha crecido y salimos cada viernes a colportar en grupos. Aprendimos que si bien al comienzo muchas personas no quieren escuchamos, los que leen los libros los aprecian y la semilla de la verdad llega a crecer en sus corazones.
A pesar de los desafíos, colportar trae muchas bendiciones pues nuestro Padre, que ha prometido: «Nunca los dejará ni los abandonará», siempre cumple sus promesas.
Lievin Manirakiza. Burundi
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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