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¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente? Mateo 24:45.
Recuerdo claramente ese día especial. Comenzamos con un culto matutino, el desayuno, y luego salimos a colportar. AI caminar por la ciudad llegué a un edificio con paredes altas. No sabía qué había allí, así que golpeé la puerta.
Salió un guardia y me explicó que era una fábrica y que el dueño, que también era el gerente, se llamaba Sixduifo. Me dio la dirección de la oficina del gerente, y fui a visitarlo. Me presenté como un representante del Servicio Educacional Hogar y Salud, y le expliqué que presentarnos libros de salud y familia en diferentes lugares, como empresas, entidades financieras, servicios públicos, escuelas y otras instituciones.
Le comenté mi propósito para ese día: arreglar un horario para presentarle nuestro programa nacional a los empleados de su fábrica. Él me respondió: “Está bien, pero tenemos personas trabajando en dos lugares diferentes: un grupo en el mercado y otro en la fábrica».
Le dije que yo podía hacer una presentación en cada lugar pero que si era posible, era mejor juntar ambos grupos. Él pensó por un momento y me dijo: «Está bien. Vuelve el martes a las 13:00». Le conté a mi líder acerca de la reunión, y él me dijo que debía orar por ella. Llegó el martes, el líder de mi grupo y yo fuimos a la oficina del gerente en el horario acordado. El guardia me dijo que el gerente no se encontraba. Me desanimé, pero oré en silencio pidiendo la dirección de Dios, y unos momentos después sentí una presencia angélica conmigo.
Habían pasado solo unos minutos cuando llegó el gerente. Mi fe vacilaba, estaba nervioso, así que mi líder comenzó a hablar con el gerente. Noté que la esposa del gerente no parecía muy interesada. Sixduifo le dijo a su esposa: “Démosle una oportunidad”, y ella aceptó. Entonces, el gerente llamó a todos sus empleados, y mi líder comenzó la presentación de nuestros libros. AI final, cada uno de ellos compró alguno de los libros, incluso la esposa del gerente, que pidió El poder medicinal de los alimentos y Cómo tener un cuerpo sano.
Al irnos de ese lugar entendí que Dios realmente trabaja con nosotros para esparcir el mensaje a la mayor cantidad de personas posibles. Aunque no vemos claramente el fin desde el principio, tengamos fe en la conducción divina. El Señor sabe cómo hacer las cosas.
Ovidio Marca Chuquimía. Bolivia
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao