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El Señor omnipotente me ha abierto los oídos. Y no he sido rebelde ni me he vuelto atrás. Isaías 50:5, NVI.
Nuestra iglesia organizó algunas reuniones de evangelismo y, para llevarlas a cabo, alquiló un salón en un colegio cristiano de Auckland, Nueva Zelanda. Uno de los miembros del personal de ese colegio era un hombre llamado Salomón, miembro de una iglesia protestante local.
Como preparación para las reuniones, nuestro equipo de colportores organizó una campaña para dejar un ejemplar de El conflicto de los siglos en cada puerta en la ciudad. Necesitábamos ayuda, así que invitamos a los miembros de iglesia a colaborar un sábado de tarde.
En la primera semana de la campaña los colportores y miembros de iglesia nos repartimos el territorio para alcanzar a toda la ciudad y darle un ejemplar de El conflicto de los siglos a cada persona. En el proceso, algunos miembros de la Iglesia Adventista de Brentwood (Mike, Yogi, Phillip y Mac) conocieron a Salomón al visitar su casa. Tuvieron una conversación cordial, y Salomón recibió su ejemplar del libro con alegría.
Cuando llegó el sábado tuvimos nuestras reuniones en el salón alquilado del colegio donde trabajaba Salomón. Prediqué acerca del servicio cristiano y la importancia del colportaje. Hablé de las oportunidades de servir a Jesús que este ministerio ofrece. Yo no sabía que Salomón estaba sentado afuera del salón, escuchando cada palabra.
Cuando terminó el servicio, Salomón me preguntó: «¿Cómo puedo ser un colportor? Él no sabía casi nada acerca de nuestra iglesia ni del colportaje; desconocía lo que es un ministerio para los miembros de iglesia, pero quería servir al Señor, y le gustaban los libros. El ministerio del colportaje le parecía una buena opción.
Sentí que el Espíritu Santo le estaba hablando. Al escribir esto tengo una cita para verlo y explicarle la respuesta a su pregunta. Será emocionante ver cómo el Espíritu trabaja en su corazón. Me encantaría tenerlo como parte de nuestro equipo, lo puede llegar a suceder. De paso, Salomón ha leído hasta la mitad de El conflicto de los siglos y le encanta.
Estoy seguro de que hay un ejército de salomones que quisieran servir como colportores. Oro para que den un paso adelante y hagan la misma pregunta que Salomón, porque la repuesta cambiará sus vidas, mejorará sus futuros, y ayudará a finalizar la obra de Dios en esta tierra. ¿Eres tú un «Salomón»?
Adam Weal. Nueva Zelanda
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao