Matinal Para Colportores Para el: 08 noviembre
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Ciertamente les aseguro que el que recibe al que yo envío, me recibe a mí y el que me recibe a mí, recibe al que me envió. Juan 13:20, NVI.
¿Cuántas veces te has encontrado caminando por las calles solo, sintiéndote débil y desanimado por tus limitadas habilidades para enfrentar al enemigo? ¿Cuán a menudo has sentido ganas de llorar ante la soledad del trabajo de colportor? Si bien sabemos que no luchamos solos, a veces Satanás no azota con sentimientos de desánimo y soledad.
Rubén Villalba es un colportor de estatura mediana, tez oscura y cabello negro. Un día, mientras colportaba en un hospital de Buenos Aires conoció a Dionisio y su esposa Asunta, quienes mostraron interés en los temas espirituales. Rubén les ofreció estudios bíblicos, y ellos aceptaron. Como Rubén tenía muchos estudios bíblicos, les presentó a la pareja a los miembros de la Iglesia de Villa Ballester que se preocuparon por ellos y los acompañaron en el estudio de la Biblia.
Poco después, la pareja invito a Rubén a su bautismo. Rubén asistió y cuando fue a saludarlos, para su sorpresa, Dionisio no lo reconoció. El anciano de iglesia le recordó: “Dionisio, este es el hermano que lo conoció mientras colportaba y le ofreció estudios bíblicos”.
Avergonzado, Dionisio respondió: “Discúlpeme, pero lo recuerdo mucho más alto, con tez clara y cabello rubio”.
¿Cómo es posible que Dionisio recordara a Rubén como un hombre más alto, con tez clara y cabello rubio si él era físicamente todo lo contrario?
Rubén cree que la respuesta se encuentra en El Colportor Evangélico donde Elena de White nos recuerda: «Ei Señor Jesús, que está al lado del colportor y camina con él, es el obrero principal. Si reconocemos que Cristo nos acompaña para preparar el camino, el Espíritu Santo que está a nuestro lado hara las impresiones precisamente necesarias” (p. 110).
¡Aquel que camina por las calles con nosotros es el mismo Jesús! Él necesita voluntarios que, como embajadores, estén dispuestos a representarlo ante el mundo.
Tú y yo podemos reflejar la gloria de Dios ante aquellos que lo necesitan, y cumplir nuestras responsabilidades diarias con la seguridad de que el Señor llegará a las personas por nuestro intermedio y, si lo considera necesario, mostrará su imagen atraves de nosotros, lo que rendirá frutos para el reino de los cielos.
Esteban Molina, Argentina
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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