En mi lugar
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Experimenta: ¿Has sentido la tentación de hacer algo que está mal?
En su libro Todavia existe una esperanza, el pastor Enrique Chaij cuenta la historia de Marcelo, un niño que vivía con su abuela. Apenas tenía ocho años cuando ella descubrió que robaba en la escuela. La abuela habló con él una y otra vez con lágrimas en los ojos. Pero Marcelo no desistió. Su abuela, cansada de la situaicón prometió al niño que si volvía a robar, le quemaría la mano.
Aun así, al poco tiempo Marcelo reincidió. La promesa debía cumplirse, así que la abuela tomó una aguja de tejer y la calentó en la estufa. Llamó a marcelo, lo sentó sobre sus rodillas y le pidió que mirara con atención lo que iba a hacer. Con mucho dolor, Marcelo vio la mano quemada de su abuelita. Comprendió entonces el gran dolor que le causaba su mal comportamiento. ¡Qué terrible experiencia!
Un día, a Jesús le traspasaron sus manos y pies por causa de nuestras horribles costumbres. Padeció el dolor que nos tocaba; por amor no permitió que sufriéramos el castigo total. Prefirió ofrecer su propia vida en lugar de la nuestra, porque no soportaría ver que sufriéramos el castigo que merecemos por portarnos mal. ¡Cuánto dolor debió de padecer Jesús!
Cada vez que sientas la tentación de mentir, robar, vengarte, hacer cualquier cosa que sabes que es mala, recuerda las heridas en las manos de Jesús. Lo que sufrió en nuestro lugar. Sobre todo, piensa en el inmenso amor que te muestra cada segundo al darte lo que necesitas. Cuando lo comprendas de verdad, no sentirás la necesidad de ceder ante las tentaciones.
«Fue traspasado a causa de nuestra rebeldía, fue atormentado a causa de nuestras maldades; el castigo que sufrió nos trajo la paz, por sus heridas alcanzamos la salud» (Isaías 53:5)
Tomado de:
Lecturas Devocionales
para Menores 2015
“Ciencia divertida
para cada día”
Por: Yaqueline Tello Ayala
