Matinal Para Colportores Para el: 04 octubre
Con amor eterno te he amado: por tanto, te prolongué mi misericordia. Jeremías 31:3.
Una noche, ya tarde, mi compañero y yo, cansados y hambrientos, decidimos golpear una puerta más. Así conocimos a una joven llamada Linda. No parecía interesada en cosas espirituales, pero nos invitó a pasar.
Una vez dentro de la casa, le contamos lo que estábamos haciendo en su comunidad, y le mostrarnos uno de nuestros libros de salud. Pareció gustarle, así que inmediatamente le mostré el libro “Las Respuestas de Dios a sus Preguntas”- Ella se enojó y dijo rápidamente que no creía en Dios y que no quería mi libro “de Dios”. Murmuró que su padre había sido asesinado y que no entendía por qué Dios, si es que existía, había permitido algo así.
A lo largo de los años aprendí a escuchar con atención. A veces lo que se dice no es tan importante como lo que no se dice o se murmura. Corrí el riesgo y le pregunté: «Si Dios existe, ¿no quisieras preguntarle por qué permitió que tu padre muriera? ¡Este libro podría contestar tu pregunta!» Ella se negó, así que seguimos charlando. Luego de un rato, decidió comprar el libro de salud. Fue a buscar el dinero y cuando volvió mi compañero le preguntó si estaba segura de no preferir el libro de las respuestas de Dios. Pudimos notar que ella estaba luchando, pero lo rechazo firmemente.
Cuando llegó el momento de irnos, sentí que debía orar por Linda. Sabía que ella estaba vacía y necesitaba el consuelo y la bendición de Dios. “Sé que no crees en Dios, pero ¿te molestaría que orara por ti?” —le dije. Ella hizo una mueca burlesca y dijo que podía hacer lo que quisiera. Oré por su salud, sus necesidades, y su futuro.
Fue una oración sencilla, pero cuando terminé, ella tenía lágrimas en sus ojos. No dijo nada mientras nos preparábamos para partir, pero a último momento me miro y me dijo: «John, creo que voy a aceptar el libro “Las Respuestas de Dios”. Estoy lista para darle una segunda oportunidad a Dios”.
Muchas personas como Linda necesitan darle una segunda oportunidad a Dios. Se sienten vacíos, pero no saben adónde acudir. Linda lleno sus días con cigarrillos, alcohol y actividades inmorales; pero sabía que le faltaba algo. Dios quiere usarnos para llegar a esas personas. Ojalá estemos dispuestos a aceptar la conducción del Señor.
Jonathan Zita. Canadá
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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