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Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo. Daniel 4:2 NVI.
Luego de estudiar la Biblia y de leer varios libros, Natasha asistió a una campaña evangelística. Escuchó muchas cosas nuevas, pero su corazón seguía atado al pasado. Cada vez que asistía a la Iglesia Ortodoxa, su salud empeoraba. Cuando eso sucedía, acudía a mí para que orara por su sanidad.
Tiempo después me contó que pensaba: “Olvídate de ella: escapa de ella; deshazte de los libros», pero enseguida estos pensamientos se disipaban ya que en realidad ella no pensaba de esa manera. AI recapacitar, repetía: “¿Por qué me atacan estos pensamientos, si a mí me cae bien esa colportora»?
Natasha había sido profesora universitaria y había leído muchos libros, excepto la Biblia. Había sido una cristiana activa, y había acudido a mí buscando ayuda. Leí los libros que ella tenía para mostrarle las diferencias entre ellos y la Biblia. Trate de convencerla de que solo podía confiar en las Escrituras y podía orar directamente al Dios viviente. Ella necesitó mucho tiempo para entender esto, pero fue en medio de ese proceso que notó que cada vez que yo oraba por ella, se sentía mejor. Le dije que Dios la estaba ayudando y que ella podía orar directamente a él sin ídolos ni elementos como intermediarios.
Una noche se enfermó mucho y estaba muy mareada. Quería verme para que orara por ella, pero empeoró más y más. Finalmente, ella y su esposo se arrodillaron juntos y pidieron ayuda a Dios. El Señor respondió su oración. “Ahora entiendo que puedo acudir al Dios viviente directamente» —me dijo a la mañana siguiente. Las veces anteriores que le había sucedido esto habían terminado en el hospital.
Esa tarde fui a su casa y nos deshicimos de todos los elementos: «agua bendita», libros paganos e imágenes. Ella pudo respirar mejor, y la paz de Dios descendió sobre ella fortaleciendo su corazón. La tarde anterior a su bautismo Natasha todavía experimentaba ataques de fuerzas sobrenaturales, pero Dios venció. Un tiempo después, el esposo de Natasha decidió bautizarse. Hoy, ella trabaja para ayudar a otros a descubrir al Dios viviente.
Svetlana Beschetnova. Ucrania
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
