PARA MEMORIZAR: «Sáname, oh Jehová, y seré sano; Sálvame, y seré salvo; porque tú eres mi alabanza» (Jer. 17:14).
LEE PARA El. ESTUDIO DE ESTA SEMANA: Jeremías 11:18-23; 12:1-6; 14:1-16; 17:1-10; Juan 3:19.
«¿QUÉ ES LO QUE HA SIDO HECHO? Lo mismo que se hará; y nada hay nuevo debajo del sol» (Ecl. 1:9).
¿Nada nuevo bajo el sol? Esto es especialmente cierto cuando se refiere a la vida y la obra de los profetas de Dios, que muchas veces fueron llamados para entregar palabras de advertencia y reprensión a quienes deberían haber sabido mejor.
Aunque trataban de ser fieles a su llamamiento, los profetas en su mayor parte afrontaron oposición ardiente, incluso duras retribuciones, a menudo de los líderes espirituales, que deberían haber sido los primeros en escucharlos. No es extraño que Jesús dijera: «¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque edificáis los sepulcros de los profetas, y adornáis los monumentos de los justos, y decís: Si hubiésemos vivido en los días de nuestros padres, no hubiéramos sido sus cómplices en la sangre de los profetas» (Mat. 23:29, 30).
Esta semana comenzaremos a considerar las pruebas que pasó Jeremías, cuyo ministerio parece consistir en nada más que reprensión y retribución: él da la reprensión, los líderes le dan la retribución.
Lección de Escuela Sabática Adventista para Adultos
4to trimestre 2015 “Jeremías”
Lecc. 4 – Represención y Retribución