Matinal Para Colportores Para el: 20 octubre
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Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús. Filipenses 4:19, NVI.
Era el 10 de junio de 2010 y había estado lloviendo desde la mañana. Me había levantado temprano porque tenía que entregarle libros a un hombre que había hecho un pedido grande. En casa tenia suficiente comida para un almuerzo, pero pensaba comprar más comida al vender esos libros. Aunque estaba lloviendo, salí en dirección a la oficina de mi cliente. Estaba a solo dieciséis kilómetros, pero tardé tres horas en llegar a causa del tránsito.
Al entrar en la oficina me enteré de que mi cliente no se encontraba ese día. Me sentí muy decepcionado. No tenía dinero en mi bolsillo, ni siquiera para el boleto del colectivo que me llevaría a casa. Comencé a colportar en otros lugares, para tratar de vender los libros, pero no pude vender ni uno. Para el mediodía tenia hambre. Caí sobre mis rodillas y oré, entregándole mis problemas a Dios. Le pedí que me ayudara a vender los libros que tenía. También reclamé la promesa de Isaías 41:10: “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo».
Con mi oración y los versículos en mente, seguí golpeando puertas y colportando con determinación y la esperanza de que alguien comprara algún libro, pero no hubo ni una respuesta positiva. El sol se estaba poniendo. Yo estaba cada vez más preocupado y tenso. Tenía hambre y estaba cansado. Me dirigí a una oficina donde vi a un hombre sentado detrás de un escritorio. Sabía que era el dueño del negocio. Le mostré todos los libros que tenía, y él los hojeó uno por uno. Después de unos minutos me preguntó el precio de los libros. Yo calcule el precio de cada uno, y se lo dije. Sin regatear, él compró todos los libros que tenía. ¡No lo podía creer! Le agradecí a Dios por su increíble misericordia y gracia. Él conoce nuestras necesidades.
La pluma inspirada, lo describe así: “No permitan que decaiga su valor. Nunca hablen de incredulidad… sentirán la presión de la falta de fondos, pero el Señor escuchará y contestará sus peticiones en demanda de ayuda» (Testimonios para la iglesia, t. 7, p. 232). ¡Gracias Señor, por tu fidelidad!
James Roy, Bangladesh
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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