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Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Mateo 11:28.
“¿Qué dirán mi familia, mis amigos, mis colegas? ¡Van a decir que soy una sectaria! ¿Por qué me uniría a una iglesia no tradicional? ¡No puedo hacerlo!» Estos eran mis pensamientos luego de comenzar a estudiar la Biblia con un misionero que había estado visitando a mi hermano. Después de conocer la Biblia, no pude sentir y pensar como antes. Estaba convencida de que debía obedecer la ley de Dios, guardar los Diez Mandamientos, incluyendo el cuarto. No me gustaba pero sentía que tenía que hacerlo. Entonces, tuve una idea: guardaría el sábado, pero no me uniría a la Iglesia Adventista.
Pasó un mes pero sentía que algo no estaba bien. Me faltaba algo en la vida. No sabía bien lo que era. «¡Señor ayúdame!» —oré.
Un día tomé el libro que el misionero nos había dejado, El Conflicto de los siglos, y algo me impulsó a leerlo. Página tras página, devora el libro, y así entendí el conflicto entre Dios y Satanás. Al leer sentía que una luz brillaba; las paginas, desestabilizando toda mi alma. Las personas de las que hablaba el libro no tenían temor de morir por Jesucristo. ¿Y yo? Tenía miedo de que mis amigos y colegas se burlaran de mí y no me comprendieran. Me sentía avergonzada.
“¡ya está! No puede esperar más —pensé-. Iré a la iglesia Adventista, e incluso si no me gusta, si me tratan mal, igualmente me quedaré. ¡Es mi iglesia!” Así que fui, y me sentí en casa. Fue uno de los días más felices de mi vida. Eso fue hace 15 años, y nunca me he sentido decepcionada de haber elegido a Cristo.
Elena de White escribió: “Estoy más ansiosa de ver una amplia circulación de este libro que de cualquier otro que yo haya escrito: porque en El Conflicto de los Siglos, el último mensaje de amonestación al mundo es dado más distintamente que en cualquier otro de mis libros” (Carta 281, 1905 en El colportor evangélico. P. 131).
Respondamos al llamado de distribuir El conflicto de Los siglos y todos los libros de Elena de White para que muchos acepten el llamado “Venid a mi todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mat. 11:28).
Elena Martyshenko, Rusia
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
