“¡Cómo nos viene a la memoria el pescado que comíamos gratis en Egipto! Y también comíamos pepinos, melones, puerros, cebollas y ajos» (Números 11:5).
Experimenta: ¿ Te has quejado o llorado por lo que no tienes?
En la dudad de Gilroy, Estados Unidos, cada año, durante el mes de julio, se lleva a cabo el festival del ajo. Se ofrecen muchos platillos hechos a base de ajo, incluyendo helados, tartas y bebidas. El ajo es muy bueno para evitar enfermedades. Si lo consumieras seguido, podrías alejar al médico durante un tiempo, ya que aumenta tus defensas y limpia tu cuerpo de cualquier toxina; además tiene otros beneficios. Pero con todo lo bueno que es, se ha hecho mala fama por su sabor y su intenso olor.
Cuando Dios sacó al pueblo de Israel de Egipto, bajo el mando de Moisés, anduvieron en el desierto durante cuarenta años. Al principio, Dios mandó que cayera maná, pan del cielo, para que se alimentaran diariamente. Con el transcurso de los días, no faltó quien empezara a quejarse de Moisés y de Dios. Los israelitas, que habían sido rescatados del faraón de Egipto, empezaron a llorar porque decían que extrañaban la comida egipcia, sobre todo el pescado, los pepinos, melones, puerros, las cebollas y ¡los ajos!
Los israelitas teman suficiente comida. Nada les hacía falta, ¡pero lloraban hasta por los ajos! Dios se molestó con ellos porque, aunque tenían lo necesario, no estaban contentos o satisfechos, ni agradecían lo que recibían.
Si te quejas o entristeces porque hay tantas cosas que quisieras tener, es momento de hablar directamente con Dios. No esperes a que se moleste contigo debido a tu falta de gratitud por todo lo que te ha dado. Disfruta tus cosas. No te entristezcas y te quejes con tus padres por lo que no tienes. Sé feliz con las bendiciones que has recibido. Seguramente son más grandes que unos simples ajos.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2015
“Ciencia Divertida”
Por: Yaqueline Tello Ayala