domingo , 20 abril 2025
Matinal Para Damas 2015

Laberintos de la vida

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Si tomare las alas del alba y habitare en el extremo del mar, aun allí me guiará tu mano, y me asirá tu diestra, Salmo 139:9, 10

Cuando yo era niña, mi familia solía visitar con frecuencia el parque de diversiones Coney Island, en la Habana. Una de las cosas que más me gustaba de este parque era la muñeca mecánica que estaba en la entrada: le faltaba un diente, y se reía a carcajadas con mucho entusiasmo mientras extendía los brazos. Al mirarla, uno no podía permanecer seria, ¡ella te hacía reír! Todo me fascinaba, menos el laberinto. Era muy difícil encontrar la salida, y me asustaba. Tenía espejos por todas partes, y no me podía orientar. Allí me sentía perdida. Me daba terror la posibilidad de perderme, alejarme de mis padres y de mi hermano, y nunca más volver a verlos. Claro, esto ocurría en mi mente infantil, porque siempre había un empleado del juego que iba en auxilio de los rezagados. Pero aun así, no me gustaba.

Hoy recuerdo aquel juego con una sonrisa, pero me hace reflexionar en el hecho de que la vida está llena de laberintos. El adversario tiene muchas maneras de hacernos entrar en ellos. A veces, como aquella muñeca con mucha gracia, entramos en los laberintos de la vida con una sonrisa en los labios, pero luego nos sentimos perdidos, impotentes para tomar decisiones propias, y creemos que tenemos que ser parte del juego. La vida nos presenta cosas atractivas, que acariciamos mientras desobedecemos los mandatos de Dios. Nos relacionamos con malas personas, imitamos su estilo de vida, su música y sus preferencias sociales. Y cuando advertimos que estamos en un laberinto, no hallamos la salida. Tal vez nuestra voluntad debilitada no nos ayuda a buscar la salida, y sentimos miedo de no poder salir, o de no encontrar el camino que le agrada a Dios.

Si tienes miedo porque te encuentras en uno de esos laberintos, y crees que no puedes encontrar la salida, te aseguro que en el nombre de Jehová, puedes lograrlo. Llámalo. El vendrá por ti, te llevará de la mano y te guiará a un lugar seguro, donde puedes encontrar la felicidad, donde todos los caminos te llevan a Dios. Él es el único que puede darte la vida eterna. No dejes pasar este día sin ganar esa victoria.

Alina Careaga.

Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2015
“Jardines del alma”
Por: Diane de Aguirre

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