Matinal Para Colportores Para el: 08 octubre
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Porque ustedes antes eran oscuridad, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de luz. Efesios 5:8. NVI.
Luego del curso de entrenamiento para colportaje, estaba seguro de que podría alcanzar mis metas durante mi primera campaña. Mientras trabajaba en Paraguay, encontré condiciones de vida muy diferentes a las que yo conocía. Al recorrer las calles de mi territorio, el eslogan de colportaje venía a mi mente una y otra vez: “De casa en casa, hasta la última casa». Una vez que empezamos a trabajar, a veces nos asaltaba la tentación de saltear una casa.
Luego de tres semanas de trabajo exitoso, encontré una casa que ni siquiera tenía puerta, entre dos casas grandes y hermosas. Era casi de noche, y tenía que terminar mis visitas del día. Me pregunté si encontraría a alguien en esa casa. Y si había alguien, ¿Podría comprar libros? Las dudas en mi corazón hacían que quisiera saltear esa casa; pero recordé lo que había aprendido: no saltear ninguna casa. Como no había puerta, golpeé las manos para llamar la atención. Luego de unos minutos, pensé: «No hay nadie aquí. Yo lo intenté. Hice mi parte». Realmente quería llevar el mensaje de esperanza a las casas grandes y hermosas, pero ese día Dios me enseñó algo muy importante.
Estaba a punto de irme, cuando salió una mujer de esa pequeña casucha. Ella se veía desprolija, y detrás de ella salieron ocho hijos. Todos me miraron, esperando escuchar qué diría. Sabía que la familia no podría comprar nada, pero esa no es la única razón por la que colportamos. Nuestro trabajo es llevar la luz de la esperanza a las personas que viven en la oscuridad.
Luego de mostrarles a la mujer y a sus hijos los libros que tenía, ella me dijo: “Te he estado esperando, jovencito. Por muchísimo tiempo he necesitado que alguien que diera estas palabras de ánimo y me dijera que Jesús nos ama». Dejé esa casa muy contento. Estaba haciendo el trabajo de Dios; y como regalo extra, le vendí dos colecciones de Pasaporte para la vida a la mujer que vivía en la casa sin puerta.
En muchos hogares, las familias no tienen la luz que el Creador ofrece. Elena de White escribió: “Dios ha ordenado el colportaje como un medio de presentar a la gente la luz contenida en nuestros libros… Esta es en verdad la obra que el Señor quiere que su pueblo haga en este tiempo». (El colportor evangélico. p. 7).
Mario Pinto Salvatierra, Bolivia (trabaja en Paraguay)
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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