Matinal Para Colportores Para el: 01 noviembre
Para mí el bien es estar cerca de Dios. He hecho del Señor Soberano mi refugio para contar todas sus obras. Salmo 73:28, NVI.
A fines de octubre, un hermoso día de otoño, me encontraba trabajando en el Cantón de Obwalden. Había trabajado toda la mañana, pero al llegar al mediodía me pareció que era uno de esos días cuya mayor emoción era caminar de casa en casa… Luego del almuerzo volví a trabajar y fui hacia una casa alejada del centro. Luego de tocar el timbre, una mujer mayor abrió la ventana del primer piso y miró hacia abajo. Me presenté brevemente; ella bajó, abrió la puerta y me invitó a pasar a su escritorio.
Dentro de la casa noté varios cuadros religiosos, y pronto estábamos hablando acerca de temas de fe. Cuando le mostré la colección Mis historias favoritas, me encargó dos e imaginé que eran para sus nietos. Me preguntó que más tenía en mi mochila, y le mostré mi caja de historias. También quiso uno. Como solamente había comprado libros para niños, le mostré nuestro ejemplar ilustrado de La vida de Jesús. Quiso este libro también. Me imaginé que había pedido todo lo que quería, pero no; ella insistió en ver todo lo que tenía. Lo siguiente que le mostré fue El poder medicinal de las plantas, que también quiso. Después de 90 minutos tenía un pedido grande que incluía muchos libros valiosos. Le sugerí que oráramos juntos, y ella aceptó con una sonrisa. En mi experiencia, orar con un cliente es una de los momentos más hermosos para un colportor.
Antes de irme, noté que ella necesitaba un poco de ayuda en algunas tareas de la casa, así que la ayudé en el jardín. Su terreno tenía un declive importante después de la casa, y al final de él, había una calabaza tan pesada que ella no podía traerla sola hasta la casa. Con el carrito que tenía para llevar mis libros, pude subir la calabaza por la colina. Ella quedó encantada, y a cambio me dio una bolsa de nueces y tomates cherry.
Esta abuela fue tan amable, y Dios es tan bueno, que hasta el día más aburrido me deja bellos recuerdos. Es una bendición para mí recordar estos preciosos encuentros que me animan a seguir viviendo cerca de Jesús, a confiar en él y a comunicar el mensaje de esperanza a quienes deseen escucharlo.
Dietmar Sturm, Suiza
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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