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Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen. Apocalipsis 14: 13.
Conocí a Jae Jin Jang, gerente general de Man-to-Man Publications, en Seúl, cuando asistía a la Escuela Adventista de Idiomas Gwang Ju. Era uno de los diáconos en la iglesia Metodista. Cuando le recomendé la revista Señales de los tiempos, la primera vez que lo visité, hizo un pedido de diez ejemplares para el ministerio de las prisiones. Al año siguiente compró 30 ejemplares, y el siguiente, 50. Cuando terminó el período de suscripción, visité su empresa con una placa de agradecimiento para el Sr. Jang. Sin embargo, su secretaria me dijo que no se encontraba y que no vendría a trabajar por un tiempo. Al salir del edificio, uno de los guardias de seguridad me dijo que al Sr. Jang le habían diagnosticado cáncer y estaba en el hospital.
Decidí visitar al Sr. Jang y llevarle una canasta de frutas. Al entrar en su pieza, casi no lo reconocí de tanto cabello que había perdido. Cuando me vio, me preguntó: «Sr. evangelista: ¿cómo se enteró de que estoy acá?» Le conté, y luego le dije: «Usted parecía tan saludable, ¿por qué está acá?» Él me respondió: “Quizá trabajé demasiado. Si descanso lo suficiente, me repondré pronto». Le mostré la placa, y él me pidió que se la leyera. Luego puso la placa junto a su almohada y me pidió que orara.
Invite a su esposa y a su hijo a que se acercaran y, sosteniendo la mano del Sr. Jang, ore fervientemente pidiendo que Dios le ayudara a soportar esa dura batalla contra el cáncer y recuperar su salud. Él me agradeció con lágrimas en los ojos y me dijo: «Sr. evangelista, en este momento la empresa está muy ocupada; pero vaya en tres semanas y le pediré a mi hermano, el gerente ejecutivo, que envíe la revista Señales a la prisión”. Le deseé una rápida recuperación y me fui del hospital.
Tres semanas después fui a la empresa y conocí al hermano del Sr. Jang, quien me dijo su hermano había fallecido. En su testamento había estipulado que si el colportor de la Casa Editora Coreana los visitaba nuevamente, la empresa debía continuar enviando las revistas Señales a la prisión Gwang Ju.
El hermano del Sr. Jang me dijo: «La empresa no está en un buen momento, pero de acuerdo con el testamento de mi hermano, dedicaremos 50 ejemplares de la revista Señales de los tiempos en su nombre. Por favor, envíelas a la prisión con su nombre y su foto”. Antes de irme ore con él y lo animé a vivir con fe. Le dije que volvería a ver a su hermano cuando Jesús regresara en gloria. Esta fue una preciosa experiencia de la conducción de Dios aún en circunstancias difíciles.
Sung Cheol Kang, Corea del Sur
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao