domingo , 20 abril 2025
Matinal Para Colportores

¡Dios interviene!

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Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4: 13, NVI

Una mañana trabajando en la ciudad de Kingston, visité un gran establecimiento de automotores. Me acerqué a la recepción, saludé a la recepcionista y me presente.

— ¿Qué está vendiendo? —me preguntó.

Yo respondí que mi trabajo involucraba más vender. Incluía presentar un plan de salud y educación para empresas y sus empleados. Le dije que quería hablar con el gerente de personal para pedir permiso para desarrollar el programa.

—No, no —dijo ella—. No permitirnos ventas en este complejo comercial por las políticas de nuestra empresa. Debe irse.

Traté de persuadirla de que no era un vendedor ambulante, sino un evangelista; pero ella insistió firmemente en que me fuera de la oficina.

Sin embargo, durante la conversación sentí que el Señor quería que me quedara. Así que quedé de pie en la recepción, dudando de si irme o no. A los pocos minutos, un hombre salió de una oficina y caminó hacia la puerta. Alguien lo llamó y me di cuenta de que era el jefe. Inmediatamente pensé que esa era mi oportunidad. Me acerqué a él y le dije: “Estoy encantado de conocerlo, Sr. X. Se que es una persona ocupada, así que no lo detendré mucho tiempo”. Entonces le presenté el programa de salud y educación. Le mostré algunas publicaciones, incluyendo un libro de plantas medicinales. «Compraré éste» — me dijo — Y me pagó en efectivo mientras la recepcionista miraba con disgusto.

Justo después que el jefe se fuera a su oficina, una mujer salió rápidamente de otra oficina, diciendo: “Necesito un remedio para mi bebé, que tiene eccema”. Le mostré qué plantas usar y la información que necesitaba en el mismo libro que le había vendido a su jefe. Agradecida, ella compró un ejemplar del libro. Nuevamente, esto sucedió en presencia de la recepcionista. Poco después, un hombre se me acercó y me preguntó si yo era de la librería adventista. Quería comprar un ejemplar de los libros Daniel y Apocalipsis. Fui a mi auto y volví rápidamente con los dos libros. Él los recibió y firmó un formulario de pago, muy feliz.

Como trabajadores fieles, si salimos con el espíritu del Señor, y dependemos completamente de él, él intervendrá, nos ayudará a superar las dificultades, y nos dará éxito.

Albert Sterling, Jamaica

Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao

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