Matinal Para Colportores Para el: 21 septiembre
[soundcloud id=’224831526′]
Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí: y era dulce en mi boca como la miel. Apocalipsis 10:10.
Me dedicaba a atender mi negocio en el mercado de Sincelejo. Un día, un joven vino con un libro y me pidió cambiarlo por un poco de arroz. No me importaba el libro, pero le di el arroz y puse el libro en un estante. Seguí trabajando, pero a causa de mi estilo de vida desordenado y de muchas deudas, después de un tiempo tuve que cerrar mi negocio.
Un día, noté el libro en el estante y comencé a leerlo. Cuanto más leía, más me gustaba y en poco tiempo había leído el libro completo. Al leerlo sentí que debía buscar al Señor. Visite a un amigo y le conté acerca del libro. Él dijo: «Yo leí ese libro: es muy bueno. Anda, cómprate un par de cervezas y sigue leyendo”. Hice lo que me sugirió. y al día siguiente le dije: «Quiero convertirme en cristiano». Él también quería convertirse en cristiano, así que comenzamos a buscar al Señor en diferentes iglesias, pero sus mensajes contradecían al libro. Le pregunté a los pastores, pero ellos no podían explicarme por qué adoraban en domingo en lugar de hacerlo en sábado.
El tiempo pasó y yo mantenía mi estilo de vida. Un día volví a ver a mi amigo y le dije: «Todavía quiero convertirme en cristiano». Él me dijo: “El domingo que viene, a la tarde, te llevaré a una iglesia. Encontrémonos en el centro comunitario San Carlos a las 18:30.» Y así acordamos.
Cuando llegó el domingo, estaba tomando cerveza con algunos amigos, y ya estaba borracho cuando, a las I6:00 recordé la cita. Fui rapidamente a mi casa, me duché, y fui a encontrarme con mi amigo. Lo saludé, pero mantuve la distancia esperando que no notara mi estado de ebriedad. Caminamos hasta una casa de familia, donde había cinco personas mayores reunidas y un pastor de unos 35 años predicando. Nos sentamos, y como estaba borracho, me apoye contra la pared.
El ministro presentó un breve mensaje y terminó con un llamado: «¿Hay alguien que quisiera darle su corazón al Señor?» Inmediatamente yo me puse de pie. El predicador se arrodilló para orar, y yo hice lo mismo: pero como estaba ebrio me incliné hacia adelante y apoyé mi frente en el suelo, para no caerme. Cuando nos levantamos, todos me abrazaron y me dieron la bienvenida como un nuevo miembro del grupo. Sin embargo, mi amigo no me abrazó.
Francisco Morales, Colombia
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
Feb 09, 2025 0
Feb 09, 2025 0
Feb 09, 2025 0
Feb 09, 2025 0
Dic 30, 2015 0
Dic 29, 2015 0
Dic 28, 2015 0
Dic 27, 2015 0