Matinal Para Colportores Para el: 02 septiembre
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Para mí es más valiosa tu enseñanza que millares de monedas de oro y plata. Salmo 119: 72, NVI.
Un día, la pequeña ciudad de Poco Verde, Sergipe, Brasil, recibió a un invitado distinguido, el colportor Virgilio, un peluquero local, que mientras estuvo allí consiguió de alguna manera el libro La vida de Jesús. Él estaba sediento por la Palabra de Dios, y leyó cada línea de ese libro. Luego, comenzó a enseñarle todo lo que había aprendido a sus hijos: Rivaldo y Raimundo. Ellos, por su parte, compartían todo lo que aprendían con sus amigos. En unos pocos días, doce personas estaban estudiando La vida de Jesús y guardando el sábado, sin siquiera conocer la Iglesia
Adventista del Séptimo Día.
Hoy se levanta una hermosa iglesia en Poco Verde, que comenzó gracias a nueve bautismos. Algunos de ellos se convirtieron en misioneros, y otros en líderes de la iglesia. Dos jóvenes que soñaban con llegar a ser sacerdotes católicos hoy son pastores. Uno de ellos colportó durante 18 años y recuerda muchas experiencias acerca de personas que fueron salvadas mediante la palabra impresa.
Una cliente de ese joven colportor siempre renovaba su suscripción a la revista “Vida e Saúde” (Vida y Salud). Cada año, él le daba un ejemplar de La vida de Jesús y ella decía: “Me diste este libro el año pasado». Él siempre respondía: “Este libro es tan bueno que necesitas otro ejemplar». Al año siguiente sucedía lo mismo.
Varios años más tarde, una mujer se acercó a este joven colportor, hoy pastor, y le dijo: “Soy la cliente que renovaba la suscripción a “Vida e Saúde” cada año. Usted siempre me daba un ejemplar de La vida de Jesús, diciendo que era tan bueno que necesitaba otro adicional. Regale todos los ejemplares». El pastor le preguntó por su propio ejemplar. Con un suspiro, ella respondió: “Terminé de leerlo». Cuando él quiso saber qué pensaba del libro, ella dijo: “Soy una líder misionera de la Iglesia Adventista en mi vecindario. Estoy feliz de verlo de nuevo para poder agradecerle».
Yo soy ese joven. Y así como esa mujer me agradeció, yo le agradezco al colportor que trajo Vida de Jesús a mi ciudad. Eso llevó a la organización de una Iglesia Adventista, y a muchas personas a aceptar a Jesús como su Salvador personal.
Valter Santos, Brasil.
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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