Protección Rosada
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“Mi Dios, la roca que me protege, mi escudo, el poder que me salva, mi más alto escondite, mi más alto refugio, mi salvador, ¡Me salvaste de la violencia!» (2 Samuel 22:3).
Experimenta: ¿ Te has sentido alguna vez en peligro? ¿Qué haces para protegerte cuando sientes que algo malo puede sucederte?
Si un día viajas a África, no te pierdas la oportunidad de conocer el lago Retba. Está en Senegal, al noreste de la ciudad de Dakar. Ese lago parece estar lleno de leche malteada sabor fresa. ¡Es de color rosado!
Puedes flotar sin dificultades, aunque no sepas nadar, gracias a las grandes cantidades de sal que contienen las aguas rosadas. Se considera más salado que el mar Muerto. Cuando llegas al lago Retba puedes imaginar que estás en una inmensa alberca de leche sabor fresa; pero solamente podrás imaginarlo, porque sus aguas definitivamente tienen mal sabor.
El color se debe a que allí crece una cianobacteria. Inofensiva, pero para sobrevivir en esa agua tan salada, fabrica una sustancia de color rojo con la que se protege. Si la cianobacteria no produjera ese colorante, moriría a causa de la sal y la temperatura del lugar… y el agua del lago Retba no sería rosada.
Muchas personas contratan guardias de seguridad para que las cuiden o se juntan con los «malos». Aun así, les suceden cosas desagradables. La verdad es que confiar en que otra persona igual a ti te cuidará es como pintarte de rosa. La única protección de primera es la que Dios puede poner a tu alrededor para salvarte de cualquier peligro. Con seguridad puede mandar a los ángeles que formen un cerco alrededor ti para protegerte, si se lo pides.
Tomado de: Lecturas devocionales para Menores 2015
“Ciencia Divertida”
Por: Yaqueline Tello Ayala
