Matinal Para Colportores Para el: 18 septiembre
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Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios, estará contigo en dondequiera que vayas. Josué 1:9.
Comencé mi trabajo como colportor en Lahore, Pakistán, en 1981. Ese mismo año trabajé en diferentes ciudades del territorio sur de Punjab. Como había trabajado con la policía en el pasado, el director de Publicaciones pensó que yo podría conseguir buenos resultados en el norte de Pakistán, donde se producían y enviaban drogas y armas a muchos lugares dentro y fuera del país.
No vi ningún problema en venderles libros al Talibán y a otras organizaciones. Un oficial de la iglesia me advirtió que tuviera cuidado por la gran cantidad de secuestros que se reportaban en algunas zonas. No dijo que no trabajara en esas zonas, pero su advertencia me llevó a pensar: “Estoy trabajando para el Señor. Cuidarme no es mi problema, sino el suyo».
Durante el tiempo que pasé en esa zona tuve muchos incidentes, pero nunca olvidaré uno que me dejó marcado. Me encontraba cerca de la frontera afgana en 1986, en un lugar donde el Talibán tenía su sede. Conocí al kan (rey) de la zona y le vendí algunos libros de Elena de White. También se suscribió a nuestra revista mensual de salud: Sehat.
En el mismo lugar conocí al oficial comandante de la Frontier Constabulary, quien hizo un pedido por 250 ejemplares de Donde no hay doctor. Me vi obligado a viajar en avión porque no había rutas en esa zona. Como era mi primera experiencia de vuelo, no sabía que tenía que comprar un pasaje de regreso. Luego de entregar los libros, el oficial comandante me preguntó si tenía el pasaje de regreso. Cuando se enteró de que no lo tenía, me dijo: “Haré algo por ti». Selló mi mano con un sello que satisfizo a los oficiales en el aeropuerto y al personal de la aerolínea. Llegué al destino en 45 minutos, un recorrido que me hubiera tomado tres días por tierra. Incluso me hospedé en la casa del gobernador en Peshawar.
Sé que Dios me guió y protegió mientras trabajaba en esas zonas complicadas de Pakistán, y me ayudo a llegar a lugares donde pocos tenían el valor de ir. Cuando vendemos los libros de Dios. nunca viajamos solos. Podemos hacer nuestras, con toda seguridad, las palabras de Josué “Jehová, tu Dios, estará contigo dondequiera que vayas».
Ejaz Gill, Pakistán
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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