Matinal Para Colportores Para el: 04 septiembre
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Príncipes me han perseguido sin causa, pero mi corazón tuvo temor de tus palabras. Me regocijo en tu palabra como el que halla muchos despojos. Salmo 119: 161, 162.
Un viernes de mañana estaba exhibiendo mis libros frente a una librería, y un sacerdote se acercó y compró un ejemplar de “Enseñanzas Bíblicas para el Hogar”. Luego se dirigió al Banco Nacional de Vanuatu para hacer algunos trámites. Había muchas personas haciendo fila, así que se sentó y comenzó a leer el nuevo libro que había comprado.
Minutos después un oficial de gobierno de muy alto rango entró en el Banco y, luego de conversar un poco, le preguntó al sacerdote si podía ver su libro. El sacerdote le facilitó el libro. Luego de algunos minutos en los cuales el oficial hojeó lentamente el libro, el sacerdote le pidió que se lo devolviera. Para su sorpresa, el oficial le dio once dólares y le pidió que se comprase otro ejemplar de “Enseñanzas Bíblicas para el Hogar”, que salía solo cinco dólares.
Cuatro días después de leer el libro, el oficial comenzó a investigar quién le había vendido ese libro al sacerdote. Gracias a la ayuda de algunas personas, me encontró y me invitó a su oficina. Le presenté varios libros, y él pagó en efectivo 6 colecciones diferentes, además de “Manos Consagradas”, un buen número de DVD y CD de la Biblioteca “Tiny Tots y Mis amigos de la Biblia”. ¡Qué visita maravillosa! ¿Quién conoce los resultados?
Elena de White escribió: «La prensa es un instrumento poderoso que Dios ha ordenado que se combine con las energías del predicador viviente para presentar la verdad a todas las naciones, las tribus, las lenguas y los pueblos. Muchas mentes no pueden ser alcanzadas de otra manera» (El colportor evangélico. p. 154). “Si nuestros colportores hacen su parte con fidelidad, yo sé, por la luz que el Señor me ha dado, que el conocimiento de la verdad presente será duplicado y triplicado» (Notas biográficas de Elena G. de White, p. 489).
Dios está obrando en los corazones de sus hijos. Él se goza cuando éstos atesoran su Palabra y leen los escritos inspirados que arrojan luz sobre las verdades bíblicas, y luego «administran» estas verdades compartiéndolas con quienes anhelan conocerlas. Por esta razón, el trabajo del colportor es llamado el “ministerio de la página impresa”.
Shelda Tari, Vanuatu
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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