Matinal Para Damas 2015 Para el: 04 septiembre
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Las muchas aguas no podrán apagar el amor. Cantares 8:7
Todo hombre debería defender a su esposa hasta el último aliento, “como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella” (Efe. 5:25). Y la mujer debe respetarlo, tal como la iglesia respeta a Jesús. Pero ha habido mujeres que han ido con su esposo hasta la muerte. Tal fue el caso de la señora Ida Straus, esposa de Isador Straus, copropietario de Macy’s, durante mucho tiempo la tienda más grande del mundo.
Ellos viajaban en el Titanic. Cuando el barco se hundía, Ida fue puesta en un bote salvavidas. Y como le ofrecieran un lugar al señor Straus, él replicó: “No subiré a ese bote antes que cualquier otro hombre”. En ese momento Ida se bajó mientras le decía a su esposo: “Hemos estado juntos durante muchos años, donde tú vayas, yo voy”. Se dice que se sentaron en dos hamacas y rogaron al jefe de los panaderos que les atase los pies con una manta. Otros dicen que esperaron la muerte en la cama, abrazados. Este poema intenta expresar tan intenso dramatismo:
“Se hundió el Titanic una noche oscura en mar sereno como algún charquito, alzó el magnate su cobarde grito, se ahogaba el pobre con su desventura.
En ese cuadro de sin par locura Madame Straus desde un botecito miraba triste hacia un hombrecito allá en el puente y entre la negrura.
Como centella por su trayectoria miró la vida y repasó su historia con aquel hombre y lo sintió sagrado, y con el pecho del amor prendido Madame Straus saludó al marido volvió al Titanic y se ahogó a su lado”.
Leticia Campechano.
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2015
“Jardines del Alma”
Por: Diane de Aguirre
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