Matinal Para Adultos 2015 Para el: 22 agosto
“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora, pues él dijo: ‘No te desampararé ni te dejaré’. Así que podemos decir confiadamente: ‘El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre’ ” (Hebreos 13:5, 6).
Recuerdo una canción popular de mi juventud que decía: “Todos queremos más, todos queremos más, todos queremos más y más, y más y mucho más”. En efecto, la vieja dialéctica que se dirime en la canción es la de tener o ser. Usando términos del apóstol Pablo, la actitud de la avaricia versus la actitud del contentamiento. Ambas son dos filosofías de la vida.
La actitud del contentamiento no significa renunciar al espíritu de superación. No aspirar a mejorar sería negar el ideal de perfección. El contentamiento al que se refiere Pablo en Hebreos 13:5 y en Filipenses 4:11, no tiene que ver con el ser sino con el tener, con la carencia o la posesión de bienes; lo que nos dice es que debemos saber vivir con lo que tenemos. Tampoco quiere decir que debemos adoptar una actitud de resignación con relación a nuestras necesidades reales. Pedimos a Dios el pan nuestro de cada día pero trabajamos y luchamos por conseguirlo. Pablo recomienda a los tesalonicenses: “Que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2 Tes. 3:10). El contentamiento es la actitud de la confianza en Dios, de la moderación en el consumo; la de saber valorar y disfrutar lo que poseemos, sea poco o mucho; es la actitud de la gratitud y de la generosidad. La filosofía de la avaricia es la actitud del inconformismo permanente, de la ansiedad por lo que no poseemos, de la insatisfacción, aunque sea mucho lo que tenemos; es la actitud inconsecuente de la envidia de lo que otros tienen. Calderón de la Barca tiene un fragmento en La vida es sueño que dice:
“Cuentan de un sabio que un día tan pobre y mísero estaba, que solo se sustentaba de unas hierbas que cogía. ¿Habrá otro, entre sí decía, más pobre y triste que yo? y cuando el rostro volvió halló la respuesta, viendo que otro sabio iba cogiendo las hierbas que él arrojó”.
Este día recuerda que hay un Dios en los cielos que te dará lo que necesitas para vivir.
Tomado de: Lecturas devocionales para Adultos 2015
«Pero hay un Dios en los Cielos»
Por: Carlos Puyol Buil
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