Matinal Para Colportores Para el: 12 agosto
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Necesité ropa y me vistieron: estuve enfermo, y me atendieron; estuve en la
cárcel, y me visitaron. Mateo 25:36, NVI.
Sentí que debía ir a visitar a algunas mujeres que había conocido cuando estuve en el hospital. Había cuatro mujeres en la sala conmigo, todas provenientes de mi pueblo, Kaikohe, Nueva Zelanda. Cuando estábamos en el hospital, a menudo
hablábamos, orábamos, y cantábamos juntas. Les pedí sus direcciones y les prometí que las visitaría cuando me dieran el alta. Antes de irme del hospital le di un ejemplar de El conflicto de los siglos a cada una. Noté que Dianne comenzó a leerlo casi inmediatamente, aunque tenia que sostener el libro muy cerca de su rostro.
Después que me dieron el alta, decidí salir de mi «zona de comodidad» y visitar a Priscilla, una de las mujeres. Cuando el esposo abrió la puerta, me reconoció y preguntó: «¿Cómo fue tu cirugía?»
“Estoy aquí —le respondí mientras le mostraba la parte de atrás de mi cabeza—. Mañana me sacan los puntos». Les mostré el libro El poder medicinal de los alimentos, y les dije que los principios de salud de ese libro me habían ayudado en mi recuperación.
«Priscilla, tú tienes presión arterial alta. Necesitas este libro» —le advertí. Su esposo se levantó la camisa y me mostró la cicatriz de su cirugía de bypass. Ellos realmente necesitaban nuestros libros de salud, compraron ese libro y algunos más, y se los veia muy contentos.
Antes de irme, les mencioné que quería visitar a Dianne, y les pregunté la dirección. Lamentablemente. me dijeron que Dianne había fallecido el día anterior.
El Señor nos da muchas oportunidades para testificar durante nuestra vida. Aquellos momentos en los que la gente está más consciente de sus necesidades espirituales, a causa de problemas físicos, son preciosos.
Estoy agradecida de que Dios me haya dado la oportunidad de orar por Dianne en el hospital. El último recuerdo que tengo de Dianne es sosteniendo El conflicto delos siglos cerca de sus ojos para poder leerlo. Alabado sea Dios porque ella tuvo esa oportunidad.
Monet King, Nueva Zelanda
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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