Lección Para jóvenes 2015 Para el: 23 agosto
Lee la sección Identifícate con la historia de la lección de esta semana.
«Los reyes hititas, amorreos, cananeos, ferezeos, heveos y jebuseos se enteraron de lo sucedido. (Estos reyes vivían en la orilla occidental del rio Jordán, en las montañas, en la llanura y en toda la costa del mar Mediterráneo hasta las regiones del Líbano). Entonces todos ellos se pusieron de acuerdo y se aliaron para enfrentarse con Josué y los israelitas. Sin embargo, los heveos que vivían en Gabaón supieron lo que Josué había hecho con las ciudades de Jericó y de Hai, y decidieron engañarlo. Se pusieron en camino, echando sobre sus asnos costales y cueros de vino viejos, rotos y remendados. […] Los israelitas probaron las provisiones de los gabaonitas, pero no consultaron al Señor. Entonces Josué hizo un pacto de paz con ellos, comprometiéndose a perdonarles la Vida; y los demás jefes israelitas juraron hacer lo mismo. Tres días después, los israelitas se enteraron de que los gabaonitas eran vecinos suyos, y de que vivían cerca de ellos. Entonces salieron en busca de los gabaonitas, y al tercer día llegaron a sus ciudades, que eran Gabaón, Cafira, Beerot y Quiriat-jearim. Pero los israelitas no los mataron, porque los jefes les habían jurado por el Señor y Dios de Israel que les perdonarían la vida. Por esta razón el pueblo murmuraba contra sus jefes, pero los jefes les dijeron: “Nosotros les hemos jurado por el Señor, el Dios de Israel, que no los mataríamos. Por eso, ahora no podemos hacerles nada. Tenemos que dejarlos vivir, porque si rompemos el juramento, Dios se enojará con nosotros. Así pues, los jefes israelitas ordenaron que se les dejara con vida, pero que fueran puestos como leñadores y aguadores para todo el pueblo. De esa manera los jefes mantuvieron su promesa».
«Por su parte, los que vivían en Gabaón le mandaron este mensaje a Josué, que estaba en el campamento de Gilgal: “No se niegue usted a ayudar a sus servidores. Venga pronto a ayudarnos y defendernos, pues todos los reyes amorreos de las montañas se han unido para atacarnos”. Entonces Josué salió de Gilgal con todo su ejército de valientes, y el Señor le dijo: “No les tengas miedo, porque yo voy a entregártelos, y ninguno de ellos va a poder hacerte frente”. Josué salió de Gilgal y, avanzando por la noche, atacó por sorpresa a los amorreos. El Señor hizo que ellos se asustaran mucho ante los israelitas, y así Josué mató a muchísimos en Gabaón. Después los persiguió por el camino de Bet-horón, y siguió matando amorreos hasta Azeca y Maceda, Al bajar los amorreos la cuesta de Bet-horón, mientras huían de los israelítas, el Señor soltó sobre ellos grandes piedras de granizo, que mataron más amorreos que las espadas de los israelitas» (Josué 9: 1-4, 14-21; 10: 6-11).
Vale la pena mirar más de cerca los comentarios de Elena G. de White sobre la decisión de Israel de cumplir su tratado con los gabaonitas: «Los gabaonitas se habían comprometido solemnemente a renunciar a la idolatría, y a aceptar el culto de Jehová; y al perdonarles la vida, no se violaba el mandamiento de Dios que ordenaba la destrucción de los cananeos idólatras» (Patriarcas y profetas, cap. 47, p. 482).
Es obvio que los gabaonitas se comprometieron a servir a Dios por temor de perder sus vidas (lee Josué 9: 3-6). ¿Desea Dios recibir un culto forzado, la adoración de personas que le tienen miedo a él o a su pueblo?
Lección de Escuela Sabática Adventista para Jóvenes
3er. Trimestre 2015 «Una Raya en la Arena»
Lecc. 9 – El Engaño es Peligroso
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