Entrenamiento para el éxito
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El Señor dice: «Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti». Salmo 32:8, NVI.
Aunque Marvin se crió en la Iglesia Adventista, durante su juventud se sumergió en la música popular y las discotecas. Cuando decidió volver a la iglesia, trajo consigo a su novia no adventista, Rosella. Un sábado, el énfasis fue en el colportaje. Los inspiró tanto que se casaron inmediatamente y comenzaron a colportar, aunque todavia no estaban bautizados y comían cerdo. No recibieron mucho entrenamiento ni ánimo, pero Rosella hizo del colportaje su carrera. A Marvin no le fue tan bien, así que se dedicó a otra línea de trabajo.
Descubrieron que muchas personas se unían al ministerio de las publicaciones con muchas esperanzas y poca instrucción; así que comenzaron a soñar con establecer centros de entrenamiento profesional donde se ofreciera una práctica intensiva y formal a los colportores. Trabajaron diligentemente para hacer realidad su sueño.
A fines de los años 70 se evaluó esta necesidad en África, y a principios de los 80′ se construyó el primer Centro de Entrenamiento de Colportaje (CEC o LMS por sus siglas en inglés) en Filipinas. Como resultado de estos programas, el indice de deserción de colportores en estas zonas disminuyó significativamente, y el índice de ventas y de bautismos aumentó.
En 1987 Rosella y Marvin ayudaron a Paul Cordray a abrir un centro de entrenamiento en Canadá. Luego se estableció el primer CEC del continente africano en Ruanda. En otros lugares compramos y modificamos edificios ya existentes. Por supuesto, ellos solos no podrian haber financiado todo esto, pero Dios impresionó a un grupo de amigos para que les ayudaran a aumentar y expandir la cantidad de centros de entrenamiento de colportaje en el mundo.
Rosella falleció en 1988, y después de esto Marvin se casó con Faye, quien también apoyaba la actividad de los CEC. Antes de que Marvin falleciera, en 1999, en África había diez centros permanentes de entrenamiento en pleno funcionamiento, y tenían un rol significativo en el rápido crecimiento de la iglesia. Una incontable cantidad de almas estarán en el redil gracias a la visión, el sacrificio, y la generosidad de Rosella, Marvin y Faye McColpin, y los donantes que se unieron a ellos para entrenar a la siguiente generación de colportores.
Dale Thomas, Estados Unidos
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
