A ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían. Lucas 24:11
Uno de los momentos más tristes en una iglesia es ver cómo crecen las dudas en algunos creyentes y se va formando un grupo disidente. Yo lo vi en la iglesia donde pasé muchos años. De pronto, un grupo de hermanos con experiencia se levantaron contra los dirigentes de la iglesia, y terminaron apartados de la congregación. Dijeron que tenían muchas dudas y que ninguna respuesta los satisfacía.
¿Has tenido dudas alguna vez? Una duda puede convertirse en el primer paso de una buena investigación de las Escrituras. El problema surge cuando la canalizas mal y das lugar a murmuraciones, especulaciones y quejas infundadas. Entonces creas un ambiente que te conduce a perder el respeto hacia los ministros del Señor, y el compromiso hacia la misión de predicar el evangelio de Jesús.
¿Por qué suceden estas cosas? Una de las razones es por “aficionarnos a la duda” y ver siempre el lado negativo de las cosas. “Muchos aficionados a la duda se disculpan diciendo que si tuviesen las pruebas que Tomás recibió de sus compañeros, creerían. No comprenden que no solamente tienen esa prueba, sino mucho más. Muchos que, como Tomás, esperan que sea suprimida toda causa de duda, no realizarán nunca su deseo. Quedan gradualmente confirmados en la incredulidad. Los que se acostumbran a mirar el lado sombrío, a murmurar y quejarse, no saben lo que hacen. Están sembrando las semillas de la duda, y segarán una cosecha de duda. En un tiempo en que la fe y la confianza son muy esenciales, muchos se hallarán así incapaces de esperar y creer” (El Deseado de todas las gentes, cap. 84, p. 764).
Un dicho popular reza así: “Piensa mal y acertarás”. Pero seguir esta filosofía es guiarse por la desconfianza, el prejuicio y las sospechas de todo cuanto hacen los demás. No vale la pena vivir así.
Te invito a confiar en Dios y su Palabra, en sus autoridades eclesiásticas, y en sus promesas que llenan de esperanza la vida. Y si tienes una duda, ruega al Señor que te ayude a canalizarla bien, para que encuentres las respuestas que necesitas.
Gabriela Hernández de Medina
Tomado de: Lecturas devocionales para Damas 2015
“Jardines del alma”
Por: Diane de Aguirre