Matinal Para Colportores Para el: 16 agosto
Solamente al Señor tu Dios debes seguir y rendir culto. Cumple sus mandamientos y obedécelo: sírvele y permanece fiel a él. Deuteronomio 13-4 NVI
En 1987, una de las ex profesoras de mi hijo, Norfely, visitó nuestro hogar. Ella había dejado de enseñar para dedicarse al colportaje. Compré la colección Las bellas historias dela Biblia y ella me dio un pequeño ejemplar de El camino a Cristo. Cada vez que leía ese librito me sentía inspirada, así que siempre lo tenía en mi cartera para leerlo cuando tenia unos minutos libres.
Esperaba con ansias las visitas de Norfely porque se había convertido en mi mejor amiga y confidente. Sus oraciones siempre eran una bendición. Estaba muy feliz con mi biblioteca de libros espirituales. Parecía que tenía toda la riqueza del mundo conociendo a Jesús como mi Salvador.
Norlely me dio estudios bíblicos, y yo estaba encantada con todo lo que estaba aprendiendo, especialmente sobre el sábado bíblico, el sello del Dios viviente. Pasé noches en vela pensando en todas las veces que había violado la ley de Dios mediante los escritos de Elena de White me convencí de que la iglesia Adventista del Séptimo Día es la iglesia verdadera.
Cuando mi esposo me dijo que nos mudaríamos, me puse muy triste. Estaría dejando a mi mejor amiga. Ella me recordó que me mantuviera cerca de Jesús pero mi esposo me desanimaba, ya que era de otra religión. Sin embargo, no pude resistir el trabajo del Espíritu Santo, y decidí ser bautizada.
Poco después de mi bautismo recibimos la noticia de que nuestro hijo se estaba muriendo. Yo no tenía nada de apoyo emocional por parte de mi esposo por haberme hecho adventista. Todos mis hermanos y hermanas también estaban en mi contra. Tristemente, mi hijo murió, pero gracias a Dios murió en Jesús. Mis nuevos hermanos y hermanas de la iglesia me ayudaron en esos momentos tan dolorosos. Luego de la muerte de mi hijo, pedí tener estudios bíblicos en mi casa. Finalmente uno de mis hermanos aceptó a Jesús como su Salvador personal. Ahora tenemos una escuela sabática filial en la casa de otro de mis hijos.
Mi conversión se debió en gran parte a las publicaciones, así que hoy comparto a Jesús mediante la página impresa. Me he convertido en colportora, y alabo a Dios por utilizarme como una de sus siervas. Quiero aferrarme a él y ser un ejemplo para toda mi familia. Espero que se unan a mi en el redil de Dios antes que Jesús vuelva. Es un privilegio servir en esta bendita labor.
Cherila Ladica-Larada, Filipinas
Tomado de: Matinal para Colportores 2015
«Encuentros con la gracia de Dios»
Compilado por Howard Faigao
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