Matinal Para Colportores Para el: 10 julio
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Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. Juan 14:6, NVI.
Una vez por semana la Iglesia Católica tenía una clase de instrucción religiosa en un aula del colegio secundario estatal al que asistía. Yo tenía 15 años e iba fielmente a todas las clases.
Una semana, nuestro respetado maestro estaba hablando sobre la confesión. Nos recordó asistir a misa cada domingo y confesarnos regularmente ante el sacerdote. Un compañero que casi nunca hablaba en clase se puso de pie y le preguntó al maestro: «¿Por qué confesamos nuestros pecados a un hombre, un sacerdote?» Luego citó Juan 14:6, donde Jesús dice: «Nadie viene al Padre sino por mí»: y Juan 116, explicando que somos salvos por fe en Jesús. El experimentado maestro estaba sorprendido y no pudo contestar la pregunta de manera clara. Yo estaba muy decepcionado: ¿cómo podía ser que mi maestro no pudo defender nuestras doctrinas? Pero los versículos de la Biblia que mi compañero había presentado eran como música melodiosa a mis oídos. Ese fue mi primer encuentro con la Palabra hablada.
Ese día, después de clase, esperé que mi compañero saliera de clase. Él me contó que las hermosas palabras que había citado estaban en la Biblia. Le pedí que me mostrara la Biblia. Al día siguiente trajo un Nuevo Testamento a la escuela y me leyó esos versículos. Le pregunté si podía prestarme su Nuevo Testamento, y él me lo regaló. Yo no podía creerlo, ¡me había regalado una Biblia! En casa comencé a leer la Palabra de Dios. Ese fue mi primer encuentro con la Palabra impresa. ¡Era una experiencia tan interesante y fascinante leer mi propia Biblia y descubrir la verdad!
Poco después me encontré con un primo que se había convertido en adventista del séptimo día, y él compartió conmigo más verdades de las Escrituras. Conocí a mi Salvador, Jesucristo, y mi observancia del domingo se detuvo tan pronto como conocí el mensaje del sábado y comencé a asistir a la Iglesia Adventista. Poco tiempo después fui bautizado.
Más tarde, Dios me llamó a ser un colportor, y he trabajado por y con él durante 40 años fructíferos en el ministerio de las publicaciones. Jesús es el camino, y qué gran Amigo que es!
Vivencia Bermúdez. Filipinas
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015
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