Matinal Para Colportores Para el: 03 julio
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Ya sea que te desvíes a la derecha o a la izquierda, tus oídos percibirán a tus espaldas una voz que te dirá: «Éste es el camino: síguelo». Isaías 30:21, NVI.
En 2003, Lesbia Alvaracio dejó su Venezuela natal para asistir a la Universidad del Caribe del Sur, en Trinidad. Como no tenía suficientes recursos para cubrir sus gastos de estudio, decidió trabajar duro para financiar su educación. Al comienzo, Lesbia trabajó en el campus para obtener dinero, pero sus entradas solo cubrieron sus gastos personales. Fue entonces que escuchó acerca del programa de colportores estudiantes y se inscribió en el club de colportores de la universidad. Ella era muy activa, y después de un tiempo llegó a ser presidenta del club.
Más o menos en esa fecha, Lesbia recibió una invitación para ir a colportar a Canadá durante las vacaciones. Sin embargo. no pudo ir por problemas de visa. Se sentía desanimada y frustrada: oró y discutió con Dios sobre por qué no le había permitido ir. Después de mucha oración, encontró paz y aceptó que la voluntad divina era que se quedara en Trinidad y fuera a colportar a Piparo, una comunidad pobre y peligrosa. Pero esta decisión la llevó a cuestionarse si conseguiría vender lo suficiente para obtener una beca. Lesbia razonó que como Dios la había traído hasta Trinidad, la guiaría, proveería para ella, y la protegería en Piparo.
Al final, colportar en Piparo afirmó la fe de Lesbia y la acercó al Señor. Él proveyó un lugar seguro para ella y su compañera en la casa de una generosa familia cristiana. En muchas ocasiones el Espíritu Santo impresionó a Lesbia a ir a lugares específicos, donde fue recompensada tanto con la oportunidad de testificar como por vender muchos libros.
A lo largo de sus años universitarios, Dios bendijo el trabajo de colportaje de Lesbia, y proveyó suficientes becas para que pudiese terminar su carrera en Ciencias del Comportamiento. Lo que es mejor, varios de sus clientes le dieron su corazón a Jesús y han permanecido firmes en la fe. Hasta el día de hoy, Lesbia le agradece a Dios por guiarla. El tiempo que pasó colportando fortaleció su fe y la ayudó a enfocarse en lo importante. Con seguridad Dios continuará bendiciéndola cuando ella se deje conducir. Todos los hijos de Dios que escuchan y siguen la voz del Señor: «Éste es el camino, síguelo». recibirán la misma bendición.
Mirto Presentacion, Estados Unidos
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015
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