Alcanzar a los desterrados
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Dios no nos arrebata la vida sino que provee medios para que el desterrado no siga separado de él para siempre. 2 Samuel 14:14, NIV.
La ciudad de Uzda, de 10.000 habitantes, nunca había recibido el mensaje de los tres ángeles, así que un grupo de colportores de Minsk decidió llevar el mensaje de esperanza a Uzda los domingos.
En una casa con tres departamentos, dos jóvenes colportores encontraron a un anciano llamado Petrovich que quería un libro pero no tenía suficiente dinero para comprarlo. Les pidió que volvieran. Cuando llegó el día los dos colportores no pudieron ir, así que yo fui por ellos.
Cuando llegué al domicilio, golpeé la puerta, pero parecía que no había nadie. De repente, se abrió la puerta del vecino y un hombre llamado Alexander dijo que Petrovich había estado festejando el «Día del hombre del tanque» y ahora estaba durmiendo. Sentí que no era el mejor momento para hablar con Petrovich, pero Alexander me dijo que me quedara y golpeó la puerta con fuerza. Finalmente, la puerta se abrió y Petrovich y otro joven, ambos un poco borrachos, me invitaron a pasar. Yo estaba seguro de que no entendían nada de lo que les decía, pero los dos escucharon amablemente mientras yo hablaba. Entonces, Petrovich señaló El conflicto de los siglos y me ofreció un décimo del precio. Cuando le dije que no era suficiente, el otro hombre, Ruslan, dijo que él compraría el libro. Me dio más del valor del libro, así que le ofrecí el libro La oración de una madre por el cambio, y él
aceptó contento.
Cuando salí del departamento, Alexander estaba sentado en la mesa con una mujer llamada Svetlana y una botella de alcohol. Le conté de los libros que tenía conmigo. Cuando la mujer vio La oración de una madre, lo abrazó y dijo: «Quisiera tanto tener este libro». Pero no tenía dinero, así que decidimos encontrarnos la semana siguiente.
Cuando volví, Svetlana compró ese libro y otros dos. Al irme pensé que Dios encuentra maneras de alcanzar a aquellos que no conocen a Jesús para que no permanezcan desterrados de él. Estoy orando por estas personas. Realmente creo que Dios usará nuestros libros para liberarlos y darles salvación.
Victoria Zatorivarina. Bielorrusia
Tomado de: Meditaciones Matinales para Colportores 2015
Encuentros con la gracia de Dios
