¡Dulce, por favor!
Experimenta: Cuanto te sirvan el postre, haz la prueba: cómelo lentamente con los ojos cerrados y concéntrate en el sabor. Será divertido descubrir en qué parte de tu boca percibes la dulzura.
Si tu sabor favorito es el dulce perteneces a la mayoría. No en todos los países se consumen especias picantes, pero absolutamente en todos hay comida dulce. Este sabor es considerado el más placentero de todos.
La punta de tu lengua percibe el sabor dulce, es el primero que detectamos cuando comemos. Estamos de acuerdo en que es muy placentero, no obstante, ¿sabías que también es muy peligroso porque al probarlo, dan ganas de comer más y mas? Desgraciadaamente, casi todo lo dulce es poco o nada saludable, salvo las frutas y verduras.
La mayoría de las delicias dulces que te llevas a la boca, como caramelos, refrescos o bizcochos, tienen altas concentraciones de carbohidratos que dañan tu salud para toda la vida. Perjudican con severidad a páncreas, hígado, estómago, riñones, corazón, cerebro; en fin, prácticamente a todo tu cuerpo. ¿No me crees? Conversa con una persona que padezca diabetes u obesidad.
Para endulzarte la vida con algo dulce, una pequeña cantidad de azúcar es más que suficiente, pero hay otras cosas que endulzan la vida y no hacen daño. La Biblia menciona una en especial: el conocimiento.
¿Acaso el conocimiento es dulce? ¡Pues, sí! Aunque no puedas probarlo con la punta de la lengua, cuando tu cerebro aprende algo nuevo experimenta una sensación similar a la de comer algo dulce: satisfacción. Por eso cuando a una persona deja de interesarle aprender, se vuelve amargada y aburrida.
¿Cómo quieres que sea tu vida? ¿Dulce o amarga? Decídete a endulzar tu vida al aprender cosas útiles. Sobre todo, dedica tiempo a estudiar el amor de Dios: no hace daño y sí endulza tu vida.
«Tu mente obtendrá sabiduría y probarás la dulzura del sabr» (Proverbios 2:10).
Tomado de:
Lecturas Devocionales
para Menores 2015
“Ciencia divertida
para cada día”
Por: Yaqueline Tello Ayala
