«Miré, y vi un caballo blanco. El que lo montaba tenía un arco y le fue dada una corona, y salió venciendo y para vencer». (Apocalipsis 6: 2)
¿Qué significa el caballo blanco? ¿Qué etapa de la historia de la iglesia representa? ¿Qué teología de la historia nos aporta? Los padres de la iglesia y los reformadores del siglo XVI encontraron en el caballo blanco la causa de Cristo durante el primer siglo del cristianismo. Los intérpretes preteristas de hoy lo reconocen como un símbolo del poder militar y lo identifican con el Imperio romano o con sus más encarnizados enemigos, los partos. Los futuristas dicen que es un símbolo del anticristo final. Algunos autores católicos consideran que este caballo representa a Cristo mismo y a su iglesia caminando victoriosos a través de la historia. Finalmente, la posición historicista que compartimos los adventistas ha recuperado la interpretación original y ve aquí los triunfos del cristianismo en la era apostólica.
Tanto una correcta exégesis como la comprobación histórica que podemos hacer con la Escritura, confirman que el cristianismo apostólico fue un movimiento evangelizador victorioso. La Biblia jamás asocia la palabra victoria con las potencias del mal. El mal, en el lenguaje bíblico, es un poder vencido. La victoria es siempre referida a los triunfos de la verdad, del pueblo de Dios, del evangelio y de la gracia de Dios. El color blanco, aplicado siempre a las cosas del cielo, y el mensaje profundo del Apocalipsis, corroboran esta interpretación.
«La iglesia es ahora militante. Ahora nos vemos frente a un mundo sumido en las tinieblas de medianoche, casi completamente entregado a la idolatría. Pero llega el día en que la batalla habrá sido peleada, la victoria ganada. La voluntad de Dios ha de ser hecha en la tierra, como es hecha en el cielo. Entonces las naciones no reconocerán otra ley que la del cielo. Todos formarán una familia feliz y unida, revestidos de las vestiduras de alabanza y de agradecimiento, el manto de la justicia de Cristo. Toda la naturaleza, con belleza insuperable, ofrecerá a Dios un constante tributo de alabanza y adoración» (Testimonios para la iglesia, tomo 8, pág. 19).
«La verdad triunfará», musitaba moribundo Juan Hus mientras su cuerpo se consumía en la hoguera. Y el reformador checo tenía razón: ni la apostasía, ni la persecución, ni el mundo secularizado, ni cualquier otro ataque, por violento que sea, contra la verdad del evangelio podrá hacerla desaparecer. La iglesia, los fieles hijos de Dios, el mensaje para nuestros días triunfará, vencerá. Esta es la teología de la historia que el caballo blanco nos aporta.
Lleva hoy el estandarte de la verdad dondequiera que vayas.
Tomado de: Lecturas devocionales para Adultos 2015 “Pero hay un Dios en los cielos” Por: Carlos Puyol Buil