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Experimenta: ¿Sabes en qué se parecen un diamante y la punta de un lápiz de grafito?
Los dos están formados de carbono. A pesar de eso, una de las piedras preciosas más caras es el diamante. ¿Porqué es tan costoso?. Los diamantes se forman en lo profundo de la tierra y salen a la superficie cuando los volcanes hacen erupción. Encontrarlos en las minas es muy difícil. Por cada diez toneladas de material solamente se extrae un quilate de diamante; esto es, 200 miligramos de carbono convertidos en una piedra preciosa que todavía hay que limpiar y pulir.
La mayoría de los diamantes tienen defectos al sacarlos de la mina. El trabajo del joyero es dejarlos casi perfectos. Primero debe quitar los pequeños trozos de otros minerales que tengan incrustados, ya que su cantidad y tamaño influirán directamente en la claridad anhelada de los diamantes. Después, debe cortar y labrar las piedras para darles la forma geométrica perfecta. Por último, las pulen cuidadosamente.
Lo más importante es que el joyero logre que el diamante refleja mayor cantidad de luz posible. Un diamante mal cortado y mal pulido disminuye su brillo y por tanto, su precio.
Jesús murió por ti porque eres como un diamante muy costoso. Tu carácter depende del trabajo que el gran Joyero del universo haga en ti. Aún no alcanzas la perfección; Jesús necesita limpiar todo aquello que te impide reflejar su luz. Tal vez tenga que realizar cortes profundos en tu corazón para arrancar trozos de maldad. O quizá tenga que pulirte durante largo tiempo usando tus propios errores hasta que tu carácter alcance la forma perfecta.
Tú vales mucho para Jesús. Coopera con él, permite que haga su obra en ti, porque con amor te pulirá poco a poco hasta perfeccionarte.
«Estoy seguro de que Dios, que comenzó a hacer su buena obra en ustedes, la irá llevando en buen fin hasta el día que Jesucristo regrese» (Filipenses 1:6)
Tomado de:
Lecturas Devocionales para Menores 2015
“Ciencia divertida para cada día”
Por: Yaqueline Tello Ayala