Experimenta: ¿Por qué el agua daña los aparatos electrónicos?
Cuando la mamá se levantó de la mesa a servir los platos faltantes, el niño menor de la familia tomó el teléfono celular y lo echó en el vaso de agua que tenía frente a él. como para descubrir qué sucedería. La madre del pequeño travieso notó que su teléfono había sido desaparecido después de buscarlo, se dio cuenta de lo ocurrido.
El agua es muy buena conductora de electricidad, así que cuando un aparato electrónico se moja, la electricidad fluye por todos los cicuitos humedecidos que no están hechos para conducir electricidad, provocando corrientes eléctricas altas que recalientan el aparato rápidamente y causan daños muchas veces irreparables.
Una madrugada, mientras los discípulos navegaban en el lago, Jesús caminó sobre el agua para acercarse a ellos. Se asustaron y gritaron de miedo, pensaron que era un fantasma. Cuando Jesús les dijo que no tuvieran miedo, Pedro quiso probarlo: si de verdad era el Maestro, que lo hiciera caminar sobre el agua también.
Jesús lo llamó y Pedro, milagrosamente, caminó sobre el agua sin hundirse o peligrar. Pero tras unos instantes tuvo miedo y se hundió. Pidió a gritos la ayuda de su Maestro porque sintió que se ahogaba. Jesús lo rescató del agua y le dijo que era un hombre de poca fe.
Te puede pasar lo mismo que a Pedro o al teléfono celular si caminas sin Cristo en tu sociedad. Puedes pensar que tienes fuerzas y nada malo te sucederá si convives con esas amistades rebeldes y problemáticas. Podrías imaginar que nunca te hundirás en los problemas que tienen, que puedes andar en la misma agua sucia que ellos sin ensuciarte. Te estarás engañando porque sin Cristo, la realidad es otra.
Cuando te hayas hundido en la situación difícil clama cuanto antes a Jesús, como Pedro. Él te rescatará, porque en sus planes no está que recibas daños irreparables.
«Al notar la fuerza de viento, tuvo miedo, y como comenzaba a hundirse, gritó: “¡Sálvame, Señor!”» (Mateo 14:30)
Tomado de: Lecturas Devocionales para Menores 2015 “Ciencia divertida para cada día” Por: Yaqueline Tello Ayala