[soundcloud id=’200271754′] Experimenta:¿Sabes lo que necesita un espejo para reflejar una imagen?
Hace tiempo fui a un museo dónde exhibían «la casa de los espejos». Había decenas de espejos que reflejaban diferentes imágenes distorsionadas de mí, muy cómicas. Esos espejos no eran planos, tenían irregularidades en su superficie: algunos eran cóncavos y otros convexos, reflejaban la luz en diferentes direcciones. Cualquier superficie que refleje una imagen es un espejo. Los más conocidos son los que usamos en casa y son completamente planos, lo cual permite que la luz se refleje paralelamente y así muestran nuestra imagen con el tamaño y la forma reales. Los espejos necesitan luz porque sin ella, serían inútiles. La única función del espejo es reflejar la luz, por eso podemos ver los reflejos.
Nosotros fuimos creados como espejos perfectos, pulidos y brillantes, sin defectos o irregularidades, para reflejar la imagen de Dios. El pecado ha causado deformaciones que impiden a la luz de la imagen divina reflejarse perfectamente. El ejemplo más claro de este daño podemos verlo en programas de televisión, películas, videojuegos o noticieros que reflejan cada día menos a Jesús, nuestro Creador, y cada vez se acercan más a la imagen distorsionada de la maldad y las tinieblas. Dios no es lo que vemos en todos esos espacios de comunicación y distracción.
Dios es amor y es luz. Si te acercas a él cada mañana cuando despiertas y le pides que te acompañe en todas tus actividades, al final del día, alguna imperfección de tu carácter quedará pulida y reflejarás un poco más la imagen de amor y luz del Señor.
Un Dios perfecto y amoroso te creó a su imagen. Reflejar su carácter es la razón de tu existencia. Pídele que aleje las tinieblas, ¡experimenta la alegría de tener la luz de la vida!
«Jesús se dirigió otra vez a la gente diciendo: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, tendrá la luz que le da vida, y nunca andará en la oscuridad» (Juan 8:12)
Tomado de: Lecturas Devocionales para Menores 2015 “Ciencia divertida para cada día” Por: Yaqueline Tello Ayala