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Tu Biblia dice: «A partir de ese momento, y hasta el día de hoy, el agua quedó purificada» (2 Reyes 2: 22).
PAPÁ, ¿podemos tomar agua en cualquier lugar? —preguntó Rafa. —No, tiene que ser agua potable.
—Por eso compramos garrafones de agua, ¿verdad? —preguntó Giara.
—Sí. Una vez los hombres de la ciudad de Jericó fueron con el profeta Eliseo y le dijeron que el agua era mala y no servía para sembrar. Elíseo dijo que le llevaran una vasija nueva que nadie hubiera usado y pusieran sal adentro. Luego se levantó, mientras todos lo seguían con interés. El pueblo se preguntaba qué haría el profeta. Llegó al manantial, echó la sal de la vasija al agua y dijo: «Así dice el Señor: «Yo sano esta agua, y ya no habrá muerte ni enfermedad en ella»». Entonces el agua quedó purificada. Ya podrían sembrar y tener comida. Podrían beber agua del manantial y usarla para todo.
Agradece a Jesús porque es una bendición muy grande tener agua limpia y pura.
Actividad: Ayude a su niño(a) a recordar las bendiciones que recibieron el día de ayer.
Jesús te cuida, te ama y todo lo que tienes te lo ha dado él.
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Lecturas devocionales para los más pequeños 2015
«Eres de Jesús»
Por: Noemí Gil Gálvez